¿Qué es agroecología?

El (des)Orden Alimentario Internacional está regido por la Mercantilización y el Libre Comercio de los alimentos. Cosas que en su naturaleza no son mercancías como la fertilidad de la tierra, el agua, el aire, la biodiversidad, las semillas, el trabajo, la salud, la sabiduría campesina, la cultura alimentaria, el equilibrio territorial y el bienestar humano, son tratadas como mercancías y sometidas al beneficio privado de grandes corporaciones con la complicidad de Instituciones y Leyes. 

 

Este modelo produce mercancías alimentarias para los mercados internacionales en lugar de alimentos para los pueblos y convierte a l@s campesin@s en empresari@s agrícolas dependientes de subvenciones que premian la destrucción de recursos alimentarios autóctonos en pro de una racionalidad mercantil y competitiva.

 

Cultivo de alimentos industriales contaminantes y enfermantes así como deseos irracionales para consumirlos.

 

La alimentación globalizada, enteramente capitalista, resplandece de una triunfal calamidad. 

 

La utilización demagógica de los aumentos en la producción de alimentos debidos a la “Revolución Verde” oculta:     a) un irreductible 15% de la población mundial  desnutrida por falta de alimentos y una mayoría de la población en los países desarrollados malnutrida por exceso y toxicidad de la alimentación procesada y por la dificultad de acceso a una alimentación saludable, fresca, de temporada y cercanía; b) reducción de la biodiversidad, erosión y empobrecimiento de los suelos y contaminación de los ecosistemas; c) aumento de las epidemias alimentarias (obesidad, diabetes, cardiopatías, alergias y cáncer); d) destrucción de empleo rural, vaciamiento del campo, migraciones forzosas; e) urbanización patológica, desequilibrio territorial, desaparición de la cultura campesina; f) sustitución de la Dieta Mediterránea de temporada abundante en frutas y verduras frescas, cereales integrales y legumbres por una Dieta globalizada con exceso de carne, harinas y azúcares refinados y grasas trans; g) externalización de los costes ecológicos, sociales y culturales de alimentos baratos e insanos, cargándolos a la salud de la población, el equilibrio territorial, el medio ambiente y el erario público; h) imposibilidad de respetar el Principio de Precaución, la Seguridad Alimentaria de los ciudadan@s y la Soberanía Alimentaria de los pueblos.

 

Crece la huella ecológica: déficit entre los recursos naturales consumidos por el modelo alimentario dominante y la capacidad de la naturaleza para reponerlos. Y también la brecha metabólica: con el despoblamiento del campo y el crecimiento urbano aumenta la distancia entre la producción y el consumo de alimentos. Miles de millones de personas consumen comida globalizada con el consiguiente aumento del transporte, combustibles fósiles y producción de gases de efecto invernadero que fomentan el cambio y la radicalización de los fenómenos climáticos. Simultáneamente, producen cantidades ingentes de residuos en un mismo territorio que al no separarse debidamente, impiden el aprovechamiento de restos orgánicos para su compostaje y contaminan suelos, atmósfera y acuíferos. Este modelo dificulta el cierre del circuito materia-energía en la actividad agraria e imposibilita la economía circular basada en reducir, reutilizar, reciclar (y no incinerar).

 

La Alimentación Industrial y el Consumo Irresponsable han crecido a costa de la Agroecología campesina y los modelos tradicionales de producción, distribución y consumo de alimentos. La verdadera alimentación sostenible, saludable, justa y solidaria es la Alimentación Agroecológica que, además de los atributos de la Agricultura Ecológica, (conjunto de técnicas y manejos agronómicos que excluyen transgénicos y química de síntesis, cuentan con los conocimientos campesinos tradicionales y cumplen unas normas de certificación oficial).incorpora otras determinaciones: temporada, cercanía, cultivo en tierra fértil, biodiversidad, patrimonio biogenético, recolección con la máxima vitalidad en el punto óptimo de maduración, igualdad entre hombres y mujeres, empleo digno cooperacional y canales de distribución afines.

 

Frente a los daños del Libre Comercio de Alimentos se alza la Agroecología como un modelo de alimentación sostenible, saludable y respetuoso de Naturaleza, identidades culturales, derechos humanos e igualdad de género. Podemos definir la Agroecología como un modo de producción agrosilvopascicultural que practica técnicas agronómicas ecológicas y tiene en cuenta el territorio, la biodiversidad, la cultura campesina, el empleo, los circuitos cortos de comercialización y consumo y la responsabilidad compartida entre el campo y la ciudad.

 

El Sistema Alimentario funciona como una cadena en la que cada eslabón desempeña el doble papel de premisa del eslabón siguiente y resultado del eslabón anterior. No se puede hablar de Agroecología aludiendo sólo a técnicas agronómicas sostenibles en la producción de alimentos. Simétricamente, no se puede hablar de Consumo Responsable sin contar con una Producción Agroecológica, que es algo más que Agricultura Ecológica.

 

El Consumo Responsable debe apostar por la Agroecología frente a la Agricultura Industrializada y Globalizada. Pero también, frente a una Agricultura Ecológica cada vez más penetrada por las mismas multinacionales de la agricultura a gran escala y la distribución mundial. Para ello hay que distinguir entre valor de los alimentos (propiedades nutritivas, ecológicas, económicas, territoriales, sociales, culturales y éticas) y precio (expresión monetaria del valor de la mercancía alimentaria). El precio justo debe ser para todos los eslabones de la cadena de alimentación agroecológica: productor@s, transformador@s, artesan@s, logistas, transportistas, cociner@s, familias, nutricionistas y consumidores colectivos. La Alimentación Agroecológica no compite en precio sino en valores: calidad, cantidad, variedad, biodiversidad, vitalidad, nutrición, cuidados, confianza, cooperación, lealtad, innovación, emprendimiento y servicio.

 

El emprendimiento económico y social agroecológico debe mantenerse lo más lejos posible de favores procedentes de los poderes político-económicos causantes del actual (des)orden alimentario y sus fundaciones. La mayor fuerza productiva de la Alimentación Agroecológica reside en la educación, la participación y la cooperación de sus actores principales en un Emprendimiento Innovador que asuma el proceso global de producción, circulación y consumo de alimentos saludables. 

 

Sin cultura alimentaria, nutricional y campesina no podemos entender la necesidad de una verdadera Alimentación Agroecológica y asumir las tareas correspondientes. La Educación Alimentaria Agroecológica, sobre todo en la escuela, es la principal herramienta para avanzar hacia la Seguridad y la Soberanía Alimentaria para todas las personas y para todos los pueblos.

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