Comedores escolares, el negocio de la malnutrición

En edades cruciales para afianzar buenos hábitos alimentarios, nuestros niños y niñas son inducidos a consumos enfermantes. Hamburguesas y bollería industrial, refrescos azucarados y harinas refinadas suponen un exceso de calorías vacías, proteína animal, grasas saturadas y trans y un defecto de proteína vegetal, grasas insaturadas, fibra, vitaminas y minerales.

La malnutrición es culpable de las epidemias modernas de obesidad, diabetes, cardiopatías, cáncer y enfermedades autoinmunes. En el estado español, la malnutrición progresa arrinconando a la Dieta Mediterránea (predominio de frutas y verduras frescas de temporada, legumbres, cereales integrales y frutos secos; pescados, carnes y huevos en una proporción razonable).

Los comedores escolares podrían revertir esta tendencia nociva educando en una dieta saludable y proporcionando en la comida principal del día, frutas y verduras ecológicas frescas y cercanas, combinando legumbres, huevos, carnes y pescados a lo largo de la semana y evitando el uso de harinas y azúcares refinadas, grasas animales y fritos. Pero, la creciente privatización y externalización del servicio de comedor escolar es funcional a una alimentación procesada e industrializada y contraria a la salud, la seguridad y la soberanía alimentaria.

En la Comunidad de Madrid, 860.000 niños y niñas estudian en centros de enseñanza obligatoria. El 20% de ellos se queda a comer en el colegio, lo que supone dar la comida principal a unos 220.000 niñ@s y adolescentes, además del profesorado y personal no docente. Este negocio supera los 610 millones de euros.

Los comedores escolares, en manos de empresas cada vez más grandes, reducen la gestión directa (cociner@ y cocina radicados en el colegio) avanzando el modelo de catering aunque la comida no se haga el mismo día y tenga que ser recalentada.

Tres empresas (Grupo Serunión, Ernest Colectividades y Sodexo) concentran el 27% del volumen de las ventas. Con su poder de compra los catering concentran la oferta y desplazan a empresas locales, presionan a sus proveedores que consiguen mejores precios. Crece el suministro de alimentos –vía gran distribución- producidos industrialmente y lejos de donde van a ser consumidos. Al sustituir verduras, carnes y pescados frescos por congelados, conservas y precocinados, reducen la calidad y la vitalidad de las materias primas con las que alimentan a nuestr@s hij@s.

La Comunidad de Madrid fomenta que empresas grandes concursen en más centros. Se ocupa más de la estabilidad del negocio del catering que de la calidad de la alimentación escolar. La tasa de obesidad infantil en España triplica la de hace 30 años y ya supera a EEUU. Los Pliegos de Condiciones no priman las materias primas frescas (1ª gama) sobre las conservas (2ª gama), precocinadas (3ª gama), peladas, cortadas y desinfectadas (4ª gama) o cocinadas, enfriadas y recalentadas (5ª gama). En general, cada gama tiene peor calidad nutricional y vitalidad que la anterior, pero requiere menos manipulación y es más barata. En la lucha contra la malnutrición, las empresas de catering forman más parte del problema que de la solución.

El 7/5/16, la Confederación Estatal de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (CEAPA) impulsó unas “Jornadas Estatales de Comedores Escolares”. Participamos 45 entidades que creamos la Plataforma por una Alimentación Responsable en la Escuela y un Manifiesto por unos Comedores Colectivos de Calidad (www.comedoresresponsables.org).

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