Educación alimentaria infantil: Propiciar la salud y evitar la enfermedad

¿Qué es la salud?

Según la OMS, salud no es sinónimo de “ausencia de enfermedad”. Para estar sano es preciso disfrutar de bienestar físico, mental y social. La mejor defensa de la salud no consiste en dedicar muchos esfuerzos a curarlas enfermedades, sino a evitarlas. La mayoría de los médicos se preocupan de conocer bien las enfermedades pero no se preocupan por conocer bien la salud. Las multinacionales del negocio farmacéutico se beneficiande ello porque cuanta más gente enferma hay, más dinero ganan.

 

¿Cómo evitar las enfermedades alimentarias?

Conocer y evitar los factores y las prácticas de riesgo en el terreno de la alimentación es condición para unos buenos hábitos alimentarios. Buenos hábitos alimentarios son los que te mantienen sano y tienen en cuenta a los campesinos que producen los alimentos y a la naturaleza. Realizar ejercicio físico diario, observar una higiene correcta, descansar bien y practicar una dieta sana, suficiente y variada, nos ahorraría el 90% de las enfermedades que padecemos. Con algunos cambios en nuestra dieta evitaríamos millones de enfermedades y muertes por desnutrición o por exceso de alimentos industriales y el erario público evitaría gastos descomunales en medicina y sanidad, pudiendo aplicarlos a necesidades sociales urgentes.

 

¿Por qué no lo hacemos?

Porque cada vez comemos peor. Dos terceras partes de la humanidad carecen del agua y los nutrientes necesarios para su vida. La otra tercera parte nos atiborramos de alimentos industrializados y nocivos con escasos nutrientes y nula vitalidad.

 

Educación alimentaria infantil

Con una buena alimentación nuestros niñ@s crecen más sanos y serán personas más saludables. Por el contrario,con la alimentación inducida por la publicidad de las multinacionales, nuestros niñ@s padecen, cada vez más temprano, sobrepeso, obesidad, diabetes, colesterol, caries, estreñimiento y alergias, prefigurando una vida adulta llena de enfermedades y mala calidad de vida. En la infancia, la mente de los niños tiene una gran plasticidad para aprender buenas prácticas alimentarias.La infancia es el mejor terreno para dar la batalla contra todos los factores que les incitan a una manera de comer enfermante. Nuestra pasividad en la educación alimentaria de nuestros hijos, no significa indiferencia por su salud. A menudo tiene que ver con factores como horarios, saturación,etc. Pero, no debemos caer en la culpabilidad y la impotencia. Nuestras limitaciones tienen que ver, sobre todo, con una débil comprensión del significado y las características de una buena alimentación. Esto se debe y se puede superar. Avanzar en el conocimiento de lo que significa comer bien y lo que significa comer mal es condición necesaria para velar por la salud de los más pequeños. Y por la nuestra.