Miel, endulzante natural

La miel es un endulzador natural beneficioso para nuestra salud. La producen las abejas a partir del néctar de flores de plantas, arbustos y árboles.

La miel se ha empleado como remedio terapéutico por sus múltiples propiedades. Se han encontrado sus­tancias farmacológicamente activas en la mayoría de los tipos de miel. Una abeja hace de 10 a 15 viajes de recolección por día, visita hasta 100 flo­res en cada viaje y produce solamente 1/12 de cucharada de miel a lo largo de su vida. Por lo tanto, necesitaría realizar 200.000 vuelos, 8.000 kilómetros y visitar 1.400.000 flores para hacer un kilogramo de miel. Disfrutamos de la miel por la alta organización social de las abejas.

El néctar de las flores se transforma en diversos azúcares que, al estar pre-digeridos por la abeja, producen energía nada más entrar en nuestro cuerpo tras una digestión rápida y ligera.

Propiedades de la miel

La miel contiene un 76% de azúcares y un 17% de agua. El 7% restante son minerales y otros nutrientes como hierro, cal, sodio, sulfuro, magnesio, sílice, cloro, potasio, fósforo, polen, manganeso, aluminio, calcio, albúmina, dextrina, nitrógeno, proteínas, acido y aminoácidos. Los minerales que contiene la miel son transferidos del suelo a la planta y de ésta a la miel. La miel oscura tiene un contenido mineral superior que la miel clara. Las abejas prefieren el néctar de las flores que proceden de cultivos ecológicos y sólo polinizan flores de agricultura química si no tienen otro alimento.

Las vitaminas de la miel dependen del polen de las flores, pero también de su procesado. La miel puede contener vitamina C y la mayor parte del complejo vitamínico B. Una miel con mucho polen tiene mucha vitamina C. Pero si dicha miel ha sido colada, filtrada o pasteurizada, es decir sometida a tratamientos industriales, pierde todas sus vitaminas.

 

Otras propiedades de la miel

a) germicida: al absorber la humedad, combate bacterias y gérmenes como los de la fiebre tifoidea, bronconeumonía y disentería.

b) sedante: para personas nerviosas y para el insomnio.

c) digestiva: los azúcares compuestos se transforman en azucares simples con las enzimas del estómago. Pero en la miel ese trabajo ya está hecho. No irrita el revestimiento del tracto digestivo y actúa como laxante natural.

d) calmante: para la tos bronquial, la fiebre y la garganta irritada.

La miel con limón combate los desórdenes hepáticos. Detiene el dolor en quemaduras, picaduras y heridas. Ayuda a la coagulación de la sangre y a curar las magulladuras y la piel seca y agrietada.

 

Tipos de miel

Los tipos de miel dependen de la flor de donde han recogido el néctar las abejas. Los más comunes en España son:

Miel mil flores: proviene de la mezcla del néctar que recolectan las abejas de dis­tintas flores. Es antimicrobiana y antisépti­ca, perfecta para prevenir catarros.

Miel de azahar: por su efecto sedante, su consumo se recomienda especialmente para personas nerviosas o que se encuen­tren atravesando periodos de insomnio, ansiedad o estrés.

Miel de brezo: rica en hierro, destaca por sus propiedades diuréticas, antiinfla­matorias de las vías urinarias y sedantes.

Miel de eucalipto: posee efectos be­neficiosos sobre las vías respiratorias, además de actuar como desinfectante del tracto urinario.

Miel de romero: se le atribuyen efectos beneficiosos sobre el hígado, a la vez que actúa como estimulante y tonificante del organismo. Su consumo está especialmen­te recomendado en casos de nerviosismo, asma, tos común y tos convulsiva.

Miel de lavanda: tiene gran poder re­frescante y ayuda a disminuir la sensación de pesadez después de comidas copiosas. Se recomienda en el tratamiento de enfer­medades del aparato respiratorio ya que entre sus efectos destaca su capacidad para calmar la tos y aliviar las molestias de la garganta.

Miel de bosque: proviene principal­mente de la encina, roble y castaño. Entre sus propiedades destaca la acción favore­cedora de la cicatrización de las heridas, además de sus efectos beneficiosos en los procesos de catarros y resfriados.

Miel de tomillo: tiene propiedades di­gestivas, antisépticas y es rica en hierro.

 

¿Miel o azúcar?

Si hay que endulzar, es preferible usar miel porque no produce daños a nuestro organismo y no causa deseo de más azúcar.

Introduciendo en nuestra alimentación frutas, verduras, cereales y miel, cubrimos las necesidades de azúcar de nuestro cuerpo y ayudamos a su metabolización sin perder vitaminas y minerales en el proceso de la digestión.

La disminución del consumo de alimentos procesados es básica para reducir la ingesta de azúcar refinado y sus sustitutos. El azúcar blanco y refinado es nocivo y crea adicción. Al entrar el azúcar refinado en nuestro cuerpo, el organismo tiene que trabajar duramente para digerirlo. Debe buscar los minerales necesarios para su digestión y los “roba” de otros lugares y funciones (calcio de los huesos, hierro para formar hemoglobina). Como se agota rápidamente y promete más energía de la que suministra, demanda más azúcar. Esta demanda provoca adicción y un descontrol de la insulina que, si se cronifica, puede degenerar en diabetes tipo 2 y otras enfermedades como obesidad, fatiga y afecciones del riñón.

En nuestra cultura se añade azúcar de forma innecesaria y excesiva a los alimentos, ocultando su sabor. Al consumo de azúcar nos acostumbran desde pequeños. Unas veces se nos da para entretener el hambre, otras como premio, otras como sustituto de la comida. Estas prácticas convierten a l@s niñ@s en adict@s al azúcar y en futuros obes@s y enferm@s. La sacarina, como sustituto de la miel o el azúcar es peor porque se extrae de una sustancia cancerígena: el alquitrán de hulla. Aunque es 500 veces más dulce que el azúcar, insectos golosos como abejas, hormigas y moscas la rehúyen.

 

Procedencia

En un alimento en el que la indicación del tipo de flores en que han libado las abe­jas es esencial para identificar sus propie­dades, nos encontramos que la normativa española recién aprobada ((R.D. 473/2015), autoriza que se borre el origen de las mie­les –tan sólo hace falta indicar que se trata de mezclas de mieles, sin especificar el país de origen-, poniendo en riesgo la supervi­vencia de abejas y apicultores artesanos. La elaboración de mieles según la floración exige un cuidado especial por parte de los apicultores para ubicar sus colmenares en zonas con abundantes flores silvestres y alejadas de los cultivos industriales trata­dos con agrotóxicos –especialmente los neonicotinoides- que desorientan, enve­nenan y matan a las abejas.

La miel ecológica debe cumplir una serie de requisitos para poder ser certificada como tal:

  • Las colmenas deben estar ubicadas en un entorno libre de todo tipo de contaminaciones y en el radio máximo de distancia que recorren las abejas.
  • No se permite que haya proximidad de cultivos transgénicos o que hayan sido tratados con alguna clase de fumigación química o fertilizante.
  • Las colmenas deberán ser de madera y estar pintadas con aceites vegetales ecológicos.
  • La alimentación de las abejas debe ser realizada con los propios productos que genera, es decir, miel, jalea y polen.
  • El proceso de elaboración y envasado debe ser natural.
  • La extracción de la miel debe hacerse a la misma temperatura de la colmena para conservar los aromas y sustancias volátiles para su posterior consumo.
  • Está prohibida la utilización de toda clase de producto químico o sintético que deteriore la producción, que debe ser 100% natural.

En La Garbancita tenemos miel ecológica de La Abeja Meli (colmenares se encuentran situados en las cuencas de los ríos Jarama y Lozoya) y de Antonio Simón, (colmenas en La Alcarria)

Puedes seguir las campañas en defensa de las abejas, los apicultorxs y agricultorxs en: Salvemos las abejas