Alcachofa. Medicina natural para el hígado

La humilde alcachofa, la flor de las hortalizas, debería formar parte de nuestra dieta de forma continuada por sus propiedades nutricionales, sin embargo mejor comerlas en su temporada, de octubre a mayo, que es cuando más cantidad de nutrientes contiene. se trata de una hortaliza muy saludable para distintas partes de nuestro organismo gracias a sus propiedades hepatoprotectoras, coleréticas y diuréticas.

Propiedades nutricionales.

Su composición mayor es de agua, como en el resto de vegetales, seguida de hidratos de carbono (en forma de inulina) y fibra; proteínas en cantidad mayor que en cualquier otra verdura; vitaminas B1 (tiamina) en mayor medida y B3 (niacina), C y E. En cuanto a los minerales, es rica en potasio, aunque puede considerarse a la alcachofa como una de las hortalizas con mayor cantidad de fósforo, magnesio y calcio; también tiene cantidades medias de sodio.

Pero lo más característico de la alcachofa son unas sustancias que, en pequeña cantidad, tienen  efectos muy beneficiosos para nuestra salud:

a.) La cinarina, compuesto responsable de su sabor  ligeramente amargo que estimula la secreción de bilis, lo que mejora las digestiones y  descongestiona el hígado;

b.) Ácido clorogénico, antioxidante;

c.) Ácidos málico y cítrico, potencian la acción de la cinarina;

d.) Cinarósido, flavonoide con acción antiinflamatoria;

e.) Fitoesteroles, de composición molecular semejante a la del colesterol que limitan la absorción de éste en el intestino.

Son muy adecuadas para:

Sistema digestivo. El hígado se ve castigado por el exceso de proteínas y grasas de origen animal, medicamentos y alcohol. Los alimentos que tienen un ligero sabor amargo como la alcachofa (también la escarola, la endibia, el rábano o la berenjena), favorecen la función hepática. La cinarina, al aumentar la bilis, facilita la digestión de los alimentos grasos, impidiendo la aparición de pesadez, gases y acidez. Descongestiona el hígado al hacer la bilis más fluida y drenar la vesícula evitando la formación de piedras biliares. En caso de haber padecido ya una enfermedad hepática, la inulina, polisacárido abundante en la alcachofa, tiene el efecto de regenerar las células del hígado favoreciendo su curación.

DiabetesLa inulina se transforma en fructosa, un azúcar asimilable sin la necesidad de insulina y es una fibra soluble que, junto con la fibra no soluble de la alcachofa, ralentiza la absorción de la glucosa, con lo que evita elevaciones bruscas de azúcar en sangre. La cinarina también tiene una suave acción hipoglucemiante. Por todo ello la alcachofa es un alimento muy recomendable para las personas con diabetes.

Cáncer de colon. La inulina tiene propiedades bifidogénicas (estimula el crecimiento de bacterias  beneficiosas y reduce el nivel de bacterias patógenas en el intestino) al igual que el yogur, lo que conlleva a una depuración del colón que evitará el desarrollo de tumores cancerosos.  

HipercolesterolemiaComo todos los vegetales ricos en fibra, las alcachofas están indicadas para rebajar el colesterol “malo” LDL. La fibra produce en el intestino un gel que arrastra el colesterol impidiendo que pase a la sangre. La estimulación de la producción de bilis por la cinarina contribuye a la expulsión del colesterol y reduce su producción en el hígado. Los esteroles vegetales también limitan la absorción del colesterol en el intestino.

Enfermedades renales, ácido úrico, hipertensión, síndrome premenstrualLa riqueza en potasio y la presencia de cinarina y ácido clorogénico, convierten a la alcachofa en un magnífico diurético, ideal para todo tipo de dolencias causadas por la retención de líquidos.

ObesidadLa fibra, la ausencia de grasa y sus virtudes diuréticas convierten a la alcachofa es una de las verduras indispensables para una dieta baja en calorías.

OsteoporosisLa inulina favorece la absorción del calcio.

Sistema nervioso. La alcachofa tiene una cantidad interesante de vitamina B3 (niacina). Esta vitamina está indicada para remediar o evitar la aparición de ansiedad, depresión e insomnio.

Cuidado en caso de…

Lactancia. La cinarina varía el sabor de la leche e incluso disminuye su producción.

Piedras en la vesícula: Si bien es buena para prevenir la aparición de piedras, debido a sus propiedades coleréticas puede resultar contraproducente para personas afectadas de piedras en la vesícula. 

Las alcachofas y l@s niñ@s

Para algun@s niñ@s las alcachofas suponen una tortura, quizá por ese pequeño punto amargo, pero no debemos eliminarla de su dieta porque el beneficio de su consumo es muy alto. Siempre podemos echar un par de ellas en el puré de verduras para los bebés a partir de los 8 meses y así irles acostumbrando a su sabor. También añadirlas junto a otras hortalizas como la zanahoria o calabaza que son dulces. Podemos también utilizar el caldo de cocerlas para añadirlo a sopas que sean de su gusto: Incluso, unos corazones de alcachofas muy picaditos sobre una pizza o mezclados en ensaladilla es otra opción. Poco a poco se irán acostumbrando.

  Preparación

 

La mejor manera de comer alcachofas, sería crudas porque es como conservan íntegras todas sus propiedades. Aunque no sea muy habitual se pueden hacer buenas ensaladas con corazones muy picados y mezclados con tomate, pimiento asado, atún, huevo cocido… Cocidas al vapor también concentran sus nutrientes

En caso de hervirlas es mejor hacerlas con el agua justa para cubrirlas y conservar el caldo de cocción para beberlo o utilizarlo en la preparación de otros platos.
El sabor amargo de las alcachofas se ha ganado muchos detractores, pero podemos innovar para beneficiarnos de las propiedades de esta hortaliza sin provocar tantas resistencias, por ejemplo hacerlas rellenas, en tortilla, en tempura, potaje de lentejas, pastel al horno…

  Consejos

A la hora de la compra hay que elegir los ejemplares más pesados con relación a su tamaño y con las hojas bien apretadas. Si tienen las puntas de las hojas un poco negras, conviene observar si solo afecta a la parte externa porque en inviernos muy fríos las hojas exteriores se oscurecen y pueden estar en buenas condiciones en el interior.

Se conservan bien en frigorífico hasta cinco días siempre que no se les haya cortado el tallo.

Cuando se van a cocinar, para evitar que ennegrezcan conviene tener preparado un recipiente con agua y el zumo de medio limón e irlas echando a medida que se pelan. En el agua de cocción es también conveniente poner unas gotas de limón para que queden claritas. El tinte negro que dejan en las manos se puede evitar si nos las frotamos con una rodaja de limón antes de manipularlas.

Si consideramos que una comida es demasiado fuerte, siempre que lo admita, podemos incluir alguna alcachofa que hará más fácil su digestión.

El líquido de cocer las alcachofas, simplemente con un poco de limón, es el mejor filtro que le podemos regalar a nuestro hígado, sobre todo si nos hemos pasado porque hemos comido grasas animales o ingerido más alcohol del conveniente.

Refranes

“Hoja a hoja se come la alcachofa.” Quiere decir que las cosas debemos hacerlas con cuidado. Lo aplicamos literalmente para saborear cada hoja agradeciendo los múltiples beneficios que esta  hortaliza, de tan suave y agradable sabor, nos brinda. Si no te gusta, seguro que la has probado poco.