Rúcula: que no falte en tu dieta

Esta verdura la encontramos en las márgenes de los caminos de la región mediterránea en estado silvestre, germinando en suelos bien nitrogenados. Tiene muchos nombres comunes: rúcula, eruca, oruga, berza oruga o picograjo… y ha sido cultivada en huertos y jardines desde la antigüedad hasta nuestros días.

El color verde intenso de sus hojas y su aroma característico llama a comerla cruda, dejando un sabor ligeramente picante, tonificador y fresco en la boca. La “Eruca vesicaria” es una planta de la familia de las crucíferas; está emparentada con las coles, la mostaza y los berros.

 

Una planta con mucho clasicismo

Hace un par de décadas la rúcula se puso de moda para “adornar” platos de diseño elaborados por cocineros afamados, tanto en restaurantes como en la TV. Pero la fama de esta sabrosa verdura viene de mucho más lejos. La posmodernidad hace pasar todo por nuevo, cuando hasta la más humilde brizna de hierba tiene su historia.

La rúcula es originaria de la región mediterránea, encontrándose todavía en estado silvestre. En la Roma clásica era bien conocida y cultivada. Hay múltiples testimonios escritos de ello. Plinio el Viejo, en su “Historia Natural”, nos dice que era buena para aclarar la vista. Y tenía mucha razón: posee cantidades extraordinarias de vitamina A (carotenos).

Virgilio, en uno de sus poemas, afirma que despierta el deseo sexual de la gente soñolienta. El caso es que la rúcula tiene un alto contenido en triptófano, un aminoácido que interviene en la producción de serotonina, hormona implicada en proporcionarnos estados placenteros. ¿Será por eso que en la Edad Media europea estaba prohibido su cultivo en los monasterios? En la Francia carolingia se la cultivaba en jardines junto a otras aromáticas. Y así la tradición hasta ahora que comienza a revitalizarse el cultivo y consumo de esta hortaliza.

 

Sus propiedades son asombrosas

Además de las ya citadas, este vegetal es un buen revitalizante por su contenido en vitamina C, hierro y ácido fólico, indicadísima para estados de anemia, astenia o si estamos convalecientes.

La medicina natural la considera curativa de problemas estomacales (dolor de estómago, ardor, úlcera, dispepsia) La medicina oficial recientemente lo corrobora debido a las propiedades antioxidantes y prostaglandinas de la rúcula que contribuyen a disminuir las secreciones gástricas.

Como las coles, berros o mostazas contiene elementos sulfurados (por eso pican) que tienen la propiedad de enrojecer la piel (darle calor) actuando como vasodilatadora superficial, además de aliviar diversos tipos de dolores osteomusculares. Así mismo, estos componentes estimulan la micción.

Antioxidante, por tanto, anticancerígena: contiene glucosinolatos que investigaciones confirman provoca la muerte de células dañadas (así como los fenoles y carotenoides)

Finalmente, su aceptable contenido en fibra y su muy bajo aporte en calorías la hace muy recomendable para introducir en nuestra dieta este alimento depurativo, sobre todo después de los excesos de las pasadas fiestas. Nuestro, estómago, intestinos e hígado nos lo agradecerán.

 

La rúcula de La Garbancita

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