Aportación de los GAKs a la reunión de la Coordinadora Estatal de Consumidores Agroecológicos. (24 de noviembre de 2007 en Biocultura-Madrid)

La creciente inseguridad alimentaria se asienta en tres factores: 1) el libertinaje de las grandes multinacionales de producción y distribución de alimentos, 2) la pasividad, cuando no complicidad o manifiesta cooperación de los poderes públicos y 3) la debilidad de las redes de agricultores ecológicos y de consumidores responsables, así como la escasa comunicación entre ambas. 

 

Los catastróficos efectos de la inseguridad alimentaria producida por el capitalismo global, no pasan desapercibidos para la población. En los países dependientes, emigraciones masivas, enfermedades y muertes causadas por la ruina de los pequeños agricultores y la desnutrición. En los países desarrollados, como el nuestro, enfermedades y muertes, también evitables, causadas por la sobrealimentación y la toxicidad de la comida convertida en una mercancía. En España la alarma social por la proliferación de enfermedades cardiovasculares y óseas, cánceres, diabetes, obesidad y caries dental, sobre todo entre nuestros niños y niñas, es evidente. Sin embargo, la acción gubernamental no puede ser más benévola y permisiva frente a estos desmanes de las multinacionales alimentarias contra la salud pública.

 

Los gobiernos, hasta la fecha, ponen una vela a dios y otra al diablo. Tratan de aparentar que defienden la seguridad alimentaria, pero lo hacen sin plantar cara a los abusos y el inmenso poder económico y político de las transnacionales alimentarias. La administración se limita a medidas paliativas, campañas publicitarias –muchas de ellas financiadas y protagonizadas por las mismas multinacionales que nos envenenan- y al impulso de nuevos segmentos de mercado de comida biológica que coexisten pacíficamente con la comida basura en los países desarrollados y con el hambre y la muerte en los países empobrecidos. El poder político, se debate entre su fidelidad al poder económico y su dependencia de los votos de una población agredida y alarmada. El resultado verdadero es: una defensa retórica de la salud alimentaria al tiempo que se hipoteca la soberanía alimentaria, se deteriora la seguridad alimentaria y se profundiza la brecha entre el campo y la ciudad, los productores y los consumidores y el desarrollo tecnológico y la naturaleza.   

 

Como consumidores responsables agroecológicos debemos responsabilizarnos de esta situación. Esto supone diversos compromisos, a saber:

 

  • Necesitamos organizarnos como víctimas de la globalización alimentaria y ejercitar el legítimo derecho de tod@s y cada un@ de nosotr@s a una alimentación sana y suficiente. Sin esta acción directa desde abajo no es posible hacer nada. Sin embargo esta condición necesaria no es suficiente. Un consumo responsable agroecológico debe responsabilizarse, también, de otras cosas.
  • Debemos asumir la dimensión ética, ecológica, social, e internacional que contienen los modos de alimentación implantados en nuestros propios deseos por la el adoctrinamiento publicitario. La elaboración de una cultura alimentaria y su difusión social es el punto de partida de cualquier cambio democrático y participativo en el terreno de la alimentación.
  • Es urgente establecer el diálogo y la cooperación entre campesinos agroecológicos y redes de consumidores responsables, incluyendo los proyectos que permiten la circulación, distribución y transporte que posibilitan la llegada de los alimentos desde el campo a los hogares de los consumidores. Cerrar la brecha que el capitalismo produce entre el campo y la ciudad es estratégico. La necesidad de alimentos de calidad para los consumidores agroecológicos no puede contraponerse a la necesidad de precios justos para los agricultores responsables. No hay desarrollo posible del consumo responsable sin un desarrollo simultáneo de la producción agroecológica. A su vez, la producción agroecológica es inviable o presa fácil de la gran distribución, si no cuenta con la complicidad basada en el respeto mutuo de las redes de consumidores.
  • El consumo responsable agroecológico debe responsabilizarse de mantener su propia autonomía cultural, económica y organizativa respecto a los poderes económicos, políticos y culturales culpables de la inseguridad alimentaria. Es preciso defender rigurosamente este principio, aunque los culpables de la inseguridad alimentaria sean los mismos que dan las subvenciones. Esto no es nuevo. Aquí tenemos mucha experiencia acerca de la relación con el Estado por parte de la izquierda y los movimientos sociales. En ausencia de una fuerte movilización ciudadana, el resultado de esta pretensión sólo puede ser la entrada del Estado y del mercado en la izquierda y los movimientos sociales.
  • Compartimos la necesidad de espacios de coordinación local, regional y estatal, a pesar de la escasa influencia social del consumo responsable agroecológico. Las estr
    ucturas pueden ser necesarias para conseguir el apoyo oficial que necesitan numerosos proyectos de agroecología y consumo responsable. Sin embargo, dichas estructuras no pueden limitarse a la representación a costa de la implantación social desde nuestra propia autonomía. La fuerza propia de los proyectos coordinados horizontalmente es la base para el crecimiento de nuestra influencia social y de la educación alimentaria de la población. La educación alimentaria de la población exige explicar la profundidad de los problemas alimentarios, la identidad económica y política de sus causantes y la necesidad ineludible de plantarles cara. El conocimiento de los problemas y el compromiso en la lucha por resolverlos, es la condición para la libertad de elección ciudadana frente a la agresividad de las multinacionales. Esta experiencia participativa de los consumidores responsables, organizada de lo pequeño a lo grande en cientos de proyectos confederados, es la fuente del poder y la autonomía de la sociedad frente al estado y el mercado.
  • Más que una estructura organizativa fuerte necesitamos un movimiento fuerte que recoja y exprese de forma unificada y respetuosa con las diversas identidades, las necesidades de millones de consumidores y de cientos de miles de agricultores. La pluralidad es necesaria y exige el respeto a las diferencias. Dicho respeto interpela a las prácticas excluyentes que, sobre todo en el terreno de los transgénicos, se han producido en los últimos años. La ambigüedad y la escisión entre lo que se dice y lo que se hace son la causa de comportamientos intolerantes que marginan y calumnian a quienes expresamos nuestra intención de mantenernos alejados de los favores del Estado. Un movimiento fuerte necesita ser plural. Pero un movimiento plural debe contener la capacidad de expresar, sin ataduras de ningún tipo, los daños de la población frente al poder. La exclusión de los grupos que, desde el trabajo real, la cooperación y el respeto expresan estas contradicciones, es un síntoma de la perdida de independencia respecto a dicho poder.

 

PROPUESTA DE LOS GAKs[1]

 

Proponemos las siguientes líneas de trabajo para el futuro inmediato

  1. Mejorar las formulas de cooperación y organización a escala local y territorial, en un proceso asambleario donde tengan cabida todas las identidades para aumentar la capacidad de nuestro movimiento. Confluir este proceso en una reunión estatal en la primavera de 2008
  2. Promover la relación entre las redes consumidores y las de productores agroecológicos a todos los niveles: jornadas, acciones, visitas, discusión de precios, política ante los transgénicos, intervención cultural en la sociedad, etc.
  3. Mejorar el apoyo mutuo para la comunicación social entre distintos movimientos para el consumo responsable: consumidores, productores, ecologistas, comercio justo, enseñantes, feministas, profesionales de la salud, etc.
  4. Fortalecer la acción común en el movimiento contra los transgénicos. Aportamos el contenido central de la campaña que los GAKs estamos haciendo hace más de un año con buenos resultados de comunicación social:

 

¿TRANSGÉNICOS?, ¡No gracias!

Zonas Libres de Transgénicos.

Coexistencia con transgénicos, no, no y no.

 


[1] Los GAKs (Grupos Autogestionados de Konsumo) de Madrid es una red que cuenta con 4 grupos radicados en distintos barrios y pueblos de Madrid y una cooperativa.