La Garbancita en Biocultura 2008

Desde el jueves 30 de octubre al domingo 2 de noviembre, se celebró en Madrid la feria anual de la ecología y el consumo responsable, dando cita a todo tipo de empresas dedicadas a la producción y la difusión de productos ecológicos.

Dentro de la feria, se celebraron unas jornadas de formación bajo el lema “Mejorar y fortalecer el mercado interno de productos ecológicos”.

El jueves 30 se inauguraban las jornadas con la presencia de Clemente Mata (del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino) y Ángeles Parra (de Vida Sana, organizadora de la Feria). El crecimiento del consumo ecológico lo vinculaban con el incremento de campañas formativas por parte de la Administración y de técnicas de comunicación masiva para explicar qué es “ecológico”. Clemente defendía el consumo de alimentos ecológicos por ser más beneficioso para el medio ambiente y para la salud de las personas. Al mismo tiempo, justificaba los precios elevados con los que estos productos salían al mercado: “esos precios son la justa retribución a la labor social que los agricultores están realizando” con la producción ecológica.

En la mañana del jueves también acudimos a la charla “Marketing de productos ecológicos”, a cargo de Alberto López (tienda ecológica Economato Macabeo). En un principio, el ponente expuso las condiciones del producto ecológico tales como: cultivado/elaborado por productores cercanos, compra directa sin intermediarios, alimentos etiquetados y precio elevado. Después, al plantear la importancia de conocer al consumidor, defendió poder ofrecerle tanto productos cotidianos, de consumo diario, como productos exóticos.

Uno de los elementos comunes en estas dos ponencias fue la justificación del precio elevado del producto ecológico, convirtiéndolo irremediablemente en un productos de consumo elitista donde sólo acceden a consumir sano quien se lo pueda permitir.

El jueves tarde acudimos al “Taller de identificación e interpretación de etiquetas”, dirigido por Marga Roldán. Se mostraron todo tipo de sellos de certificación ecológica de empresas privadas y públicas, tanto nacionales como internacionales. “El etiquetado es la garantía de que un producto es ecológico”, es decir, la certificación persigue controlar la producción ecológica. Fortaleciendo su defensa de la certificación, Marga declaró que había que apostar por el crecimiento del sector ecológico, incluso entre las grandes superficies, a las cuales acuden muchos consumidores que no tienen tiempo o que están acostumbrados a comprar en estos espacios. En la ronda de intervenciones, cuestionamos que se fomentase la extensión de lo ecológico a través de las grandes superficies, ya que contribuía al crecimiento de un consumidor ecológico sin información e individualizado. Valoramos que su propuesta era parte del problema, ya que la gran distribución y las grandes multinacionales son las culpables de la inseguridad alimentaria que se traduce en enfermedades y muertes en los países enriquecidos y en hambre y desnutrición de los países empobrecidos.

El viernes 31 acudimos a la charla sobre “Gestión de la tienda y de los stocks. Canales de suministro” a cargo de Erika Clamont, Responsable del Área de Comunicación de El Vergel. Explicó que la tienda se divide en diferentes secciones como alimentación, cosmética, librería o herbolario. Trabajan tanto con marca propia como con productos de comercio justo. Atienden diariamente una demanda de fruta y verdura ecológica que disponen en lo que se denominó estuche ecológico (envases de plástico). Uno de sus objetivos prioritarios es “llegar a todo tipo de público”, lo que les plantea cubrir las demandas realizadas por los clientes incluso ante solicitudes de productos frescos de fuera de temporada. En general, hablan de ofrecer productos nacionales pero alrededor de un 10% de sus productos son importados especialmente de Alemania, Bélgica y Holanda.

Su propuesta ecológica va dirigida a la población con capacidad económica suficiente para adquirir estos productos, adecuadamente etiquetados y envasados, pero sin querer mirar de frente a los problemas. Se echó en falta a lo largo de su intervención el análisis de la situación actual en materia de seguridad y soberanía alimentaria, hasta el punto que cuando se les interpeló por el hecho de distribuir productos frescos de fuera de temporada e importados de otros países (en lugar de favorecer los cultivos tradicionales y los circuitos cortos), la respuesta fue “somos una empresa de servicios, nuestros clientes vienen a comprar productos para alimentarse”.

Tras su intervención se abrió un turno de palabra donde varias personas expresamos nuestro desacuerdo con su modelo. La actitud fue en todo momento la de intentar acallar los puntos de vista diferentes enmascarando su verdad bajo frases como “lo verdaderamente interesante es saber que estamos diferentes personas y proyectos apoyando lo mismo en una misma trinchera”.

Creemos que frente a estos modelos que fomentan el individualismo es necesario apostar por grupos de consumo responsable autogestionados que no sólo se preocupen de comer sano sino de crear lazos solidarios entre el campo y la ciudad, impulsar el consumo responsable agroecológico, analizar las causas de la inseguridad alimentaria y generar propuestas organizadas de denuncia contra el actual sistema alimentario global que provoca enfermedades y obesidad en los países ricos mientras mata de hambre en los países pobres.