Investigación sobre valores cooperativos

unccue2En el último trimestre de 2015, la Unión de Cooperativas de Consumidor@s y usuarios de España (UNCCUE) ha realizado un estudio sobre el nivel de compromiso e identidad de sus asociad@s con los valores cooperativos. A finales de Septiembre de 2015 UNCCUE nos envió la siguiente propuesta:
Actuaciones para el fortalecimiento del compromiso y la identidad cooperativa en las cooperativas socias de la Unión Nacional de Cooperativas de Consumidores y Usuarios (UNCCUE)
Las cooperativas necesitan de estu­dios, diagnósticos, planes de acción y de herramientas concretas de gestión que mejoren su posición competitiva, siempre dentro del marco de la especificidad coo­perativa. En este contexto, la intervención con grupos de interés clave como son los Órganos de administración (Consejos Rec­tores), y trabajadores/as (socios o no) para una mayor implicación e identificación con el hecho cooperativo es patente, ya que esta implicación y compromiso es la base de toda la actividad social y econó­mica en las cooperativas. Esta identidad y compromiso, ha de adaptase a las nuevas realidades y necesidades de los socios con­sumidores, la competencia, el mercado en crisis/recuperación, etc.
Por este motivo, mediante un plan de investigación como el que se detalla en el siguiente documento, se pretende elaborar un diagnóstico de las acciones llevadas a cabo por las cooperativas para fomentar este compromiso e identidad entre sus socios, trabajadores y miem­bros del Consejo Rector.
En el siguiente plan se pretende re­coger información cualitativa mediante técnicas de investigación como las entre-vistas en profundidad, entrevistas grupa­les o grupos de discusión, permitiendo así recopilar información desde diferentes puntos de vista de la cooperativa.
Mediante el estudio de tres cooperati­vas: San Crispín, Coop. de San Sebastián y La Garbancita se extraerá la información suficiente para promover entre las cooperativas socias de UNCCUE acciones enca­minadas a resolver los problemas vinculados a la identidad y compromiso de los socios y trabajadores con la cooperativa.
unccue4El 1 de Octubre, el Consejo Rector de La Garbancita Ecológica envió a setenta coo­perativistas y colaboradores activos esta propuesta con la siguiente presentación:
Como sabéis, La Garbancita Ecológica pertenece desde su fundación a UNCUMA (Unión de Cooperativas de Consumidores y Usuarios de Madrid). Nos han propuesto, junto a otras dos cooperativas del estado español, para un estudio cualitativo de la identidad y los valores cooperativos entre las plantillas y las direcciones de las coo­perativas. Se trata de un honor que agra­decemos, de una oportunidad porque una empresa que realiza análisis sociológicos profesionales nos da una imagen externa de nosotros mismos y también un reto por­que nos van a analizar en un periodo en el que las contradicciones latentes durante 5 años por los errores del Consejo Rector en la formación de los equipos profesionales y su gestión, han estallado en una crisis mul­tidimensional que pronto cumplirá un año.
Nos piden tres cosas:
1) entrevistas individuales cualitativas a 3 miembros de la dirección de la coopera­tiva; estas entrevistas se producirán, suce­sivamente, el próximo lunes 5 de octubre desde las 9 de la mañana y durarán entre 60 y 90 minutos cada una.
2) grupo de discusión con 5 trabaja­dores en los que hemos incluido a los 5 trabajadores de la plantilla actual que no pertenecen a la dirección; esta reunión se producirá, posiblemente, el próximo lunes 5 de octubre, de 16 a 18:30 minutos en el almacén de la cooperativa.
3) grupo de discusión con 7-8 colaborador@s activ@s. Esta reunión está prevista el jueves 8 de octubre a partir de las 18 horas en las oficinas de la coopera­tiva (Atocha, 91) y durará entre 2 horas y 2 horas y media.
Te convocamos a este tercer grupo donde no habrá trabajadores ni miem­bros del Consejo Rector. Sabemos que es un esfuerzo en las agendas apretadas que casi todos tenemos, pero pensamos que merece la pena aprovechar la opor­
tunidad de ser analizados por una entidad profesional independiente contratada por UNCCUE para realizar el proyecto y, sobre todo, colaborar en el análisis teórico de los obstáculos que dificultan el avance del cooperativismo participativo, democrático y transformador que representa UNCCUE. Por eso estamos con ellos.
Te rogamos nos contestes lo antes po­sible sobre la posibilidad de tu asistencia a esta reunión.
Un saludo
unccue9Como resultado de esta investigación, UNCCUE nos ha remitido el 10 de noviem­bre un amplio informe cuyas conclusiones adjuntamos a continuación.
Análisis DAFO de La Garbancita Ecológica.
Una de las ventaja de la matriz DAFO, comúnmente utilizada en análisis corpo­rativo, al ser esta clase de diagnósticos un análisis enfocado a consecución de obje­tivos, puede aplicarse a organizaciones sean cuales sean sus fines. En este caso, se analizarán debilidades (puntos débiles internos potenciales), amenazas (ame­nazas externas potenciales), fortalezas (puntos fuertes internos potenciales) y oportunidades (oportunidades externas potenciales) enfocadas a la consecución del fin político y los objetivos de transfor­mación social de la Garbancita Agroecoló­gica. Se espera que este diagnóstico pue­da servir como herramienta para el diseño de una estrategia corporativa adecuada a las condiciones internas y externas que atraviesa hoy la cooperativa.
Debilidades:

  • De entre todas las labores de la cooperativa, la “gestión” ocupa un espacio particularmente ambiguo. Se considera más necesaria conforme se avanza en el nivel de compromiso activo pero todos hu­yen de asumirla o al menos la consideran su ejercicio un “sacrificio” personal más arduo que cualquier otra labor física o in­telectual. Quizás el origen de movimiento social de la Garbancita tenga que ver con esta particular concepción de las tareas de gestión (el mencionado en los grupos “as­pecto empresarial”), que han afectado bá­sicamente a la supervisión y coordinación laboral así como al área de contabilidad. En la práctica esa labor ha recaído sobre personas que no tenían vocación de ejer­cerla. Por ello mismo, el desgaste ha sido superior en su ejercicio. Sin embargo, to-dos los colectivos de la cooperativa son plenamente conscientes de que las labores de gestión son imprescindibles, por lo que es necesario revalorizarlas. Si no es posible, habría que considerarlas funcio­nes explícitamente laborales y remune­rarlas, como se remuneran otras labores. Lo que no es recomendable es dejar en el limbo de tierra de nadie o cargar sobre el núcleo duro del Consejo Rector una fun­ción que no se desea realizar.
  • Lo mismo sucede respecto a los conflictos laborales. Son parte de la fun­ción de gestión, derivados de varias cir­cunstancias: el deficiente manejo de los procesos de contratación de personal (ahora asumidos tácitamente por el CR) y la derivación de la gestión de conflictos a la asamblea que puede refrendar, pero que es lenta y reacia a tomar decisiones ejecu­tivas. Esta gestión se ha mostrado como especialmente tendente al desgaste psico­lógico de los miembros del CR.
  • Algunos de los miembros del gru­po más activo (sobre todo miembros pro­fesionales del CR) se han tornado impres­cindibles en gran cantidad de tareas, así como en la supervisión de las mismas y en la dinamización de los grupos de trabajo. Lo que por un lado podría ser presentado como una fortaleza, puede convertirse en una debilidad. La incapacidad de delegar o de dosificarse es una deriva tradicional de lo que podría conocerse como “el síndrome del militante”. La situación, lejos de arre­glarse, puede ser más preocupante cuanto más crezca el proyecto y si no se produce la delegación. El personalismo llevará el proyecto a una situación de dependencia de personas con sus correspondientes riesgos el día que las personas que constituyen los pilares fundamentales dejen de poder con­tinuar su función y, si no hay tras de ellos el ansiado relevo, el proyecto puede colapsar.
  • El último refugio de la sostenibili­dad económica del proyecto no puede se­guir siendo el llamamiento a la aportación voluntaria de capital. El proyecto ha de poder mantenerse a sí mismo. La natura­leza política de la Garbancita admite que se recurra a la colaboración circunstancial de aquellos miembros más comprometi­dos, pero si se repite esta circunstancia con cierta asiduidad, se corre el riesgo de “quemar” a los colaboradores activos y cooperativistas.
  • Los procesos de selección debe de compartimentarse y estandarizarse. Se ha empezado a hacer, pero hay que terminar con la posición asistencialista. Como mu­chas veces se ha reflejado en los grupos y entrevistas, la cooperativa es un proyecto de transformación social, no una entidad asistencial.
  • La notoria presencia del factor sentimental en la gestión hace que un solo elemento disruptivo pueda monopolizar el foco de esfuerzo de toda la cooperativa, haciendo que se retiren a un segundo pla­no otras preocupaciones también funda­mentales y más acuciantes para la gestión diaria de la Garbancita.
  • Difuminación de las fronteras entre trabajo y militancia. La existen­cia de categorías distintas lleva al plan­teamiento de comparaciones que son el germen de potenciales conflictos (la cuestión del tiempo de trabajo y las horas dedicadas parece ser mencionado vaga­mente por trabajadores y colaboradores activos desde puntos de vista opuestos, y ambos legítimos). Hay que diferenciar las distintas naturalezas del trabajo para no caer en una dinámica de confrontación que pueda dañar a la propia cooperativa. Los trabajadores son trabajadores, los colaboradores son colaboradores. Sus motivaciones son distintas, independien­temente de que todos puedan tener una cierta identidad cooperativa.
  • La generación de cuadros que permita el futuro relevo generacional del actual CR debe convertirse en una preocupación fundamental de los actua­les miembros más activos. La Garbancita solo sobrevivirá como proyecto político si logra transmitir su vocación militante a las siguientes generaciones.

unccue3Amenazas

  • Contexto de crisis económica y contracción del consumo (incluso del con-sumo alimentario).
  • La falta de cultura alimentaria produce un enquistamiento de posiciones reacias al consumo ecológico. La Garban­cita tiene la ardua labor de construir ante un sistema económico y cultural hostil. La labor más importante es prestar atención a la infancia, donde los hábitos alimentarios se forjan (como es el caso del grupo de es­cuela), para combatir esta amenaza.
  • Medio hostil caracterizado por un capitalismo feroz, y una competitividad a costa de calidad y justicia distributiva (so­bre todo en lo respectivo al trato y salario de trabajadores y productores, que termi­nan sufriendo el ajuste de los precios).
  • Los consumidores flotantes cuya aparición sigue pautas más o menos cícli­cas, supone un potencial foco de inestabi­lidad en los planteamientos de estrategias expansivas.
  • Tachai y la cuestión de la sus­cripción: La tensión entre la difusión del mensaje y la no distribución gratuita. Po­sibilidad de hacer una versión web gratuita y una en papel pagando. Eso posibilitaría también que el mensaje y la producción de contenidos de la cooperativa pudiera superar las barreras espaciales. Asimismo, si el problema son los costes de edición, con el tiempo será necesario replantearse la edición en papel para sustituirla por la edición on-line. Este hecho podría servir como ejemplo a cooperativas de otros paí­ses cuya experiencia sea aún incipiente.
  • Aunque ahora se contemple como algo necesario y casi imprescin­dible, en especial, por parte del CR, una gestión foránea o elemento exterior pue­de ser un elemento de disrupción de las formas de organización de la Garbancita. Combatir esa posible amenaza externa solo es posible si el puesto no es entera­mente externo, sino que es ocupado por alguien que aúne la confiabilidad del CRy de la Asamblea. Alguien que no sea un mero gestor sino que conozca la realidad diaria, los principios, los objetivos y las problemáticas de la Garbancita.

unccue6Fortalezas

  • Base relativamente estable de consumidores regulares (unos 500).
  • Amplio núcleo de colaboradores activos (más de 70).
  • Capacidad de llegar a un target de consumidor (consumidores flotantes) inalcanzable por grupos de consumo, que exigen un mayor grado de compromiso ini­cial.
  • Producción propia de contenidos científicos y políticos que ayudan a gene­rar, actualizar y mantener una identidad común en la Garbancita.
  • Existencia de un órgano de co­municación y difusión de la producción de contenidos propios y la acción política a través de la edición de la Revista Tachai.
  • Adaptación a las nuevas tecno­logías, con especial presencia en las redes sociales. En la actualidad cuenta con más de 3600 seguidores en Facebook.
  • Función social potenciada por ac­ciones sociales concretas que fortalecen el papel de la Garbancita en la comunidad (intervención con los colegios, actividades con niños de Cañada Real…)
  • Alicientes establecidos a la cola­boración tanto en trabajo como en capital. Descuentos, que funcionan a la vez como aliciente al consumo de los propios cola­boradores o aportadores de capital. Las ratios valoran más el trabajo que el capital, lo cual no está mal, pues responde a los principios socialistas de la Garbancita. Pero descuentos por capital aportado y trabajo no son excluyentes, lo cual también es po­sitivo para fomentar que ambas cosas se presenten en comandita.
  • Alto grado de vinculación y comu­nicación con los productores a través de un espacio de responsabilidad compartida (incluso hay algunos agricultores que son socios de la cooperativa).
  • Colaboración con la universidad (prácticas y aportación académica). Así como la participación en congresos y par­ticipaciones científicas no solo dan visibili­dad a La Garbancita, la dotan de una cierta aura de legitimidad científica muy valorada en el sector agroecológico y de la salud.
  • Disposición a una visión autocríti­ca por parte de todos los distintos colecti­vos que integran la Garbancita (colabora­dores activos, CR, trabajadores…)
  • La suma de todo lo expuesto entrelazada es superior a las partes pro­duciendo interesantes sinergias. La Gar­bancita supera la noción tradicional de cooperativa de consumo para convertirse en un espacio de confluencia de produc­ción de una cultura agroecológica (prác­ticas alimentarias, generación de cono­cimiento, construcción de comunidad, cambio político y generación de empleo).

unccue7Oportunidades

  • Una de las pocas organizaciones que permite al consumidor “flotante” el ac­ceso al producto agroecológico al margen de las grandes superficies.
  • Su tolerancia con los distintos grados de compromisos elimina una ba­rrera que permite alcanzar a más gente y generar, a la larga, una mayor cantidad de masa crítica vinculada al mundo del consumo agroecológico. Eso posibilitará la expansión potencial en el contexto de salida de la crisis en el caso de que empe­zara a producirse.
  • La colaboración con la universi­dad puede favorecer la generación de cua­dros con formación que logren el tan ansia­do relevo generacional del actual equipo directivo.
  • El trabajo que se realiza en los colegios se puede apoyar no solo con uni­dades temáticas sino con la propia difusión on-line de la revista, cuyo papel de difusión de conocimiento didáctico alimentario para las familias habría que poner en valor.
  • La expansión de la Garbancita, en el caso de que sea efectivamente la mejor estrategia, solo es posible contando con el afianzamiento de los grandes cuerpos de consumidores más volátiles. No es nece­sario vincular en plenitud a todos los con­sumidores, puede asumirse que la realidad del compromiso se produce siguiendo una lógica de dos tiempos. En el primero se entra en contacto, en el segundo, una pequeña parte de esas personas, se invo­lucran personalmente en el proyecto. Si no se permite que suceda con naturalidad lo primero y se presiona demasiado, puede no llegar a producirse lo segundo.
  • Ahondar en la difusión de los va­lores cooperativos en las redes a través de la cooperación con otras entidades y el aprovechamiento de esas potenciales si­nergias de difusión.

unccue1Conclusiones y recomendaciones

  • Se ha percibido, en especial en las entrevistas a los miembros del CR, quizás una excesiva recurrencia discursiva a la cir­cunstancialidad de la situación actual. Sin embargo, hay que reconocer que algunos de los problemas no son circunstanciales sino de tipo estructural. El CR, que en la mayor parte de las cuestiones se muestra como más realista que idealista, experimenta, sin embargo, ciertas dificultades en cuanto al reconocimiento de que gran parte de los problemas existentes no tie­nen una fecha clara de caducidad. Pueden tenerlo la cuestión laboral (el conflicto específico) e incluso la sostenibilidad eco­nómica, pero no lo tendrá, seguramente, la saturación y la excesiva dispersión mul­titarea de los miembros profesionales del CR más implicados, ni las actuales dificul­tades en la participación activa del resto de cooperativistas, ni las dificultades para la formación de cuadros que aseguren la posibilidad de un relevo generacional que asegure la permanencia del proyecto de la Garbancita a medio-largo plazo.
  • Es necesario prestar especial atención a la transición que la Garbancita se dispone a experimentar (nos referimos a asumir finalmente su “dimensión corpo­rativa”). Si bien este giro estratégico de la estructura será bien recibido por aquellos a los que beneficia más directamente y que lo reclaman: CR (descarga de responsabilida­des) y trabajadores (descarga de labores de autogestión y coordinación) los que pueden mostrarse más reacios al cambio son, como se mencionaba en el análisis de los grupos, especialmente el núcleo de segundo orden (especialmente colaboradores activos), que en ocasiones pueden mantener una vincu­lación sentimental con una visión idealista de la organización más alejada, no de las prácticas de trabajo, pero sí de las prácticas de gestión del propio trabajo. Corporati­vizarse, en lo orgánico, no es sinónimo de dañar la función social ni la organización de una soberanía horizontalizada. Lo que se clama desde los colectivos profesionales es el equivalente a una función ejecutiva. Eso no ha de significar, y así hay que hacérselo ver a los más reacios, que esta separación de poderes quite fuerza o legitimidad al le­gislativo que sigue residiendo donde la so­beranía, en la Asamblea.unccue8
  • La estrategia general apuntada por los miembros del CR parece orientarse hacia el crecimiento. Quizás no sea el me­jor momento para emprender estrategias empresariales expansivas. La estrategia expansiva debería iniciarse cuando se ha­yan solucionado las cuestiones organiza­tivas y las decisiones tácticas relativas a los conflictos actuales. Si no, la expansión puede convertirse en una huida hacia ade­lante y concluir en un salto al precipicio. La propia función social de la Garbancita no requiere que la acción se precipite y quizás hay que esperar a un momento en que la reactivación del consumo flotante se reavi­ve y las condiciones económicas sean más favorables. Podría llegar a ser contradicto­rio plantear el crecimiento en un momento en que ni las circunstancias ambientales ni las circunstancias estructurales no han sido aún resueltas, pues podría suponer una sa­lida táctica a corto plazo que podría abocar a la organización a un posible fracaso es­tratégico con consecuencias graves a largo plazo. La urgencia de los problemas técni­cos no debe de hacer que se pierda la visión estratégica y global.
  • Por otra parte, asegurar la base material del sustento del proyecto no es rendirse al capital, es hacerse fuerte contra él y asegurar el devenir del proyecto políti­co de la Garbancita. Aún así el crecimiento, per se, no es la arcadia que traerá la esta­bilidad, el tamaño también comporta ries­gos, sobre todo en gestión, aunque al au­mentar la economía de escala se pueden, con una buena gestión, abaratar costes y garantizar a los agricultores la estabilidad que necesitan. El crecimiento, sin embar­go, en una organización cooperativa, debe contar con una base de compromiso, que la Garbancita ya posee a nivel de produc­tores, y que debe mantenerse y ampliarse sobre todo a nivel de consumidores regu­lares. Una estructura que trate de velar por la corresponsabilidad tanto en producción como en consumo no puede confiar en la masa de consumidores flotantes. Aunque estos no deben ser rechazados, no debe­rían constituir nunca una parte lo bastante grande de la facturación de la Garbancita como para arrojarla a un nivel de incerti­dumbre inasumible.
  • Sin embargo, hay dos claves para no cerrar la puerta a los consumido­res no comprometidos o volátiles. El pri­mero es que, en la propia función social de la Garbancita se haya la idea de que la alimentación saludable es un derecho, y existen colectivos que, por diversas cir­cunstancias, no pueden alcanzar el nivel de compromiso que implica una compra estable o una implicación mayor (madres lactantes, niños pequeños, personas con enfermedades crónicas o afecciones de tipo alérgico, etc.). Si la Garbancita actuara como los grupos de consumo tradicionales exigiendo un compromiso mínimo a todos los consumidores, estaría privando a es­tas personas, que quizás son las que más pueden necesitarlo y más acorde es su sa­tisfacción con la función social última de la cooperativa, del ejercicio de este derecho a la alimentación saludable. La segunda cla­ve para mantener la puerta relativamente abierta a los consumidores volátiles es que su consumo implica una puerta abierta al cambio, se está generando un contac­to con potencial de cambio. No todos los consumidores volátiles entrarán a formar parte de la cooperativa en calidad de cola­boradores pero, con esa puerta abierta, la Garbancita permite el establecimiento de un primer contacto que puede despertar conciencias, al menos de forma potencial. La Garbancita, a través de su principal par­ticularidad, la de ser más que una coope­rativa de consumo, todo un movimiento cultural auto-gestionado y abierto a la so­ciedad, capaz de crecer y de dotar de con­tenidos a sus propias prácticas trasforma­doras, es el instrumento más idóneo para el cumplimiento de sus objetivos últimos a largo plazo. Es por ello que el proyecto no debe cerrarse puertas, porque su potencia­lidad va más allá del cambio localizado de pautas de consumo, la Garbancita se está convirtiendo en un modelo real de cambio en las relaciones de producción y consumo, de generación colectiva del conocimiento, de consumo responsable y de acción polí­tica que, en su dimensión práctica, ya está plantando cara, de hecho, al capitalismo y su sociedad de consumo.

unccue5UNCCUE nos invita a dialogar sobre su informe para ayudarnos a diseñar un plan de trabajo que nos permita corregir nuestras de­bilidades y potenciar nuestras for­talezas. Lo haremos encantad@s y agradecid@s. Pero nos ha pare­cido oportuno en el final de este terrible 2015, publicar en calien­te esta mirada externa sobre La Garbancita para compartirla con nuestros cooperativistas, colabo­radores, amigos,… y también ¿por qué no?, con nuestros enemigos.