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¡Viva el limón ecológico!

 

Hola, espero que estéis leyendo estas líneas junto a un delicioso vaso de limonada… No hay nada mejor… Pero con un secreto: Para un litro de limonada, ralla la piel de uno de los limones y pon esa ralladura en agua unos momentos mientras preparas el zumo de tres limones. Añádelo a continuación a la limonada y endúlzalo al gusto. ¡Verás qué rico!

 

Pero no sólo eso. Muchos estudios hablan de los beneficios de la vitamina C (de la que el limón contiene en abundancia) para hacer frente a los catarros, enfriamientos y gripes de esta época del año. No sé si se considera probado científicamente, pues el premio nobel de Química –cuyo nombre no recuerdo en estos momentos– que se convirtió en defensor del tema fue ridiculizado por sus propios compañeros…. de momento… quizás hasta que se descubra el papel de alguna proteína o sustancia que actúa de barrera en esos casos, en relación con la vitamina C. Pero seguro que mal no va el practicarlo por si las moscas. Aparte de otras muchas aplicaciones del limón, de las que podemos hablar otro día.

 

Hoy quiero contaros un poco el por qué de mi entusiasmo por el tema. Y gracias al cual habéis probado unos limones que según tengo entendido os han parecido estupendos. Pues bien, los árboles que los han producido, estaban agonizando hace dos años. Los limoneros abandonados y sin recibir el agua que necesitan –que es mucha–, mueren pronto.

 

Como tantas cosas que estamos poniendo en peligro con nuestras prácticas consumistas, el cultivo del limón, que durante siglos ha sido el producto característico del Sureste de nuestra península, en particular de la huerta murciana, está siendo abandonado. En los últimos años ha venido siendo habitual ver las cosechas de limones en el suelo, porque, al parecer nadie quería recogerlos tal y como estaba el precio en el mercado, debido a las importaciones de limón de bastante peor calidad, pero más barato aún con el consiguiente coste añadido en transporte y a pesar del coste energético insostenible que ello supone.

 

Ante una producción que siempre había sido relativamente fácil de comercializar, cualquier esfuerzo por modificar hábitos y rentabilizar el proceso, me temo que en general ni siquiera se considera. Se suele optar por la vía fácil del abandono. O lo que es peor, esperar a la recalificación de los terrenos…

 

Pero…¿Pueden abaratarse costos? ¿Puede conseguirse un producto que sea rentable para el agricultor, y podamos comprarlo en el mercado a un precio razonable? ¿Dónde se dispara el coste, para que al final sea más barato un limón traído de Turquía, o de Argentina?

 

Todo ello, unido al convencimiento de que no podemos seguir envenenando tanto el planeta como a nosotros mismos, ni renunciar a nuestra soberanía alimentaria, fue el reto para asumir el compromiso de transformar una zona dedicada tradicionalmente al cultivo convencional del limón, pero que ya se había abandonado y los árboles (más de 5.000) estaban condenador a morir, para decidirme a iniciar la aventura de recuperar esos árboles para el cultivo ecológico y buscar modos alternativos de comercialización que permitan su viabilidad mediante el intercambio directo del agricultor al consumidor, evitando los pasos intermedios que encarecen el proceso hasta lo imposible.

 

Bueno, y en ello estamos. Pero otro día os contaré como ha sido el proceso hasta conseguir que los árboles vuelvan a la vida, como podéis apreciar en las fotos que os mando. Ha sido un gran esfuerzo, no exento de espinas, pero muy gratificante cuando al final obtienes limones como rosas. Y espero poder seguir adelante con ello. Es una tarea en la que creo que estamos todos. Y os agradezco la parte en la que vosotros participáis del proceso. Como os he dicho, el limón combina con casi todo: pescados, paellas, marisco, ensaladas, sopas, verduras… Y con sus propiedades… no dejéis de consumirlo. Tenemos la suerte de tenerlo cerca y asequible por tanto, en todos los sentidos.

 

Un abrazo, Carmen