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Problemas, autogestión y responsabilidad compartida entre Aigua Clara y La Garbancita Ecológica.

A las 6 de la mañana de la Cesta Básica del 28 de Noviembre pasado, los compañeros que nos traen de MercaMadrid los alimentos enviados por los agricultores nos informaron que cuatro palés con 3500 kilos de frutas y verduras procedentes de Aigua Clara no habían salido de Valencia la noche anterior. Poco después, Aigua Clara nos confirmó los hechos enviándonos su comunicado a la empresa de transportes.

“A las 6 de la madrugada he recibido una llamada del grupo de Vallecas (La Garbancita), que sus palés no estaban en el almacén de DLR. Según vuestra información a Lorenzo (transportista que recoge todos los miércoles). SE HAN QUEDADO EN VALENCIA PORQUE NO CABIAN EN EL CAMIÓN, al escuchar esta frase no sabía muy bien si estaba soñando o se había adelantado el día de los inocentes.

Nos ponemos en marcha mi compañera Sara y yo, intentando localizar a alguien que nos diera una respuesta comprensible para nuestro oídos…y la respuesta no llegaba y cuando llego…fue alucinante.

Era real, os habías dejado la carga en Valencia y lo más frustrante es que erais conscientes. La única solución posible era…saldrá mañana!!

Hemos buscado un camión por nuestra cuenta que irá a recoger la carga a las 8,30 H (avisando a Paco ) y nos haremos nosotros cargo del envío a Madrid para que llegue hoy por la mañana.

Esta mercancía si no llega hoy por la mañana a Madrid, nuestro cliente no la quiere, es por lo que hemos reaccionado rápido para no crear más costes añadidos, aun así el coste adicional que Aigua Clara tiene que asumir no solo del transporte, sino de todas las horas invertidas por La Garbancita por el retraso en su organización son considerables.

Analizando todo lo ocurrido Sara y yo, tenemos la intuición que no os interesamos como clientes, porque es incomprensible que os dejéis la carga y siendo conscientes no nos aviséis, la tristeza que sentimos en estos momentos es indescriptible y solo podemos decir que nos gustaría abrir los ojos y despertar de un mal sueño, pero no es así…es real y muy real.

Y en esta realidad hemos arrastrado a muchas compañeras y compañeros de La Garbancita y otros grupos de consumo por todo Madrid, que desde las 5h de la madrugada están pendientes de esta mercancía para poder continuar su jornada de trabajo, y esto sí que nos duele, porque sabemos el esfuerzo que supone mantener una constante semanal de los envíos a Madrid.

Quedo a la espera de tus noticias.

Saludos. Pepa”

 

La respuesta de DLR a AiguaClara queda patente en un correo que les remitió:

“Cada día cargamos uno o varios camiones desde Valencia con destino Madrid. En función de las mercancías que hay, se contratan más o menos camiones. Lógicamente, los camiones salen absolutamente llenos, es decir, con los 33 huecos de palets completos. Pero hay días que tenemos picos de mercancía y lógicamente no se va a poner un camión para llevar unos pocos palets. No nos podemos permitir que la carga de los camiones no esté optimizada, ya que con los precios que pagáis los fabricantes, no tenemos más remedio que hacerlo así.

En estos casos, lo que se hace, es que se coordina con alguna empresa de grupaje para que nos baje la mercancía a Madrid. Es cierto que si ocurre esto y hay mercancía que se queda en Valencia (que yo sepa es la primera vez en varios años), lo suyo es avisar al cliente y efectivamente nadie os avisó. Entender que esto es una empresa logística, que trabajamos personas no máquinas, que cada día coordinamos alrededor de 9000 albaranes, y que algo puede fallar. No llegamos a poder ofrecer un servicio 100%, aunque buscamos la excelencia.

Pepa, tienes razón en vuestra reclamación y sé que esta incidencia no debe producirse. Lo único que puedo decirte, es que tenéis un precio muy bueno, un servicio muy bueno, y un trato excepcional. Y también sé que los servicios los hacemos bien. Nada más tepuedo decir Pepa. Sentimos las molestias.”

El cinismo de una gran empresa frente a una esforzada cooperativa de agricultores ecológicos de Valencia y una cooperativa de consumidores responsables de Madrid, queda patente en este texto.

Para valorar los daños que esta faena supone para Aigua Clara y La Garbancita, hay que recordar que este pedido representaba más del 80% de las frutas y verduras de esta CB y que La Garbancita mueve en ese mismo día más del 90% de su actividad económica semanal. Llega el producto fresco la madrugada del miércoles. Con la participación de 40 personas en nuestro local y otras tantas en los locales de los grupos, a las 8 de la tarde se ha procesado, controlado y repartido casi todo.  El camión fletado a toda prisa por Aigua Clara, con un alto coste respecto al transporte habitual salía de Valencia poco antes de las 9 de la mañana y llegaba a Madrid poco antes de las 3 de la tarde.

Un retraso de tantas horas en una ciudad como la nuestra, donde la mayoría sufrimos horarios muy tensos, podía impedir la entrega de los alimentos a muchos consumidores, lo que supondría la pérdida de alimentos y dinero.

Por nuestra parte, desde primera hora enviamos la información a todos los consumidores explicándo el problemas y pidiéndoles que retrasaran lo que pudieran su hora de recogida. También se negoció con los grupos de consumo que recibían en domicilio, la posibilidad de retrasar la hora de la entrega.

Los que no vieron el mensaje, se pasaron varias horas esperando la llegada del camión. 30 personas aguantaron estoicamente, en algunos casos con daño a sus diversas obligaciones. Algunos no pudieron esperar hasta el final y acordamos con ellos una entrega posterior. El temple y la paciencia fueron recompensados por el entusiasmo y la actividad cooperativa que descargó y colocó varios miles de kilos de frutas y verduras en menos de 15 minutos. La actividad de 8 ó 10 personas a las 6,30 de la mañana la realizamos 40 personas a las 3 de la tarde con una triple satisfacción: Aigua Clara no perdió el fruto de su esforzado y artesanal trabajo, La Garbancita no perdió la facturación de la que saca el margen para pagar sus gastos y l@s consumidor@s no perdieron su compra semanal.

Aigua Clara nos envió posteriormente el siguiente mensaje:

“Estimados compañeros y compañeras de La Garbancita, somos conscientes del desastre que ha supuesto para vuestra organización, la no llegada de nuestra mercancía a la hora prevista, es verdad que aunque hemos intentado reaccionar rápido para solucionar este problema, nos hemos visto limitadas por la distancia geográfica que nos separa, así y todo
hemos conseguido como favor que un transportista recoja la mercancía en DLR Valencia y la traslade a vuestra instalaciones en Madrid, por supuesto con un coste añadido importante.

Aunque es una solución parche, sabemos que esto atrasara todo vuestro trabajo y que en algunos casos como muy bien informáis habrán algunos grupos y clientes que no podrán ser atendidos por falta de producto.

Lamentamos mucho lo ocurrido y esperamos que comprendáis que no ha sido responsabilidad nuestra sino  de la agencia de transportes (DLR) por no cargar los palés en el camión de arrastre, sin avisarnos de lo sucedido.

Pero no queremos evadir nuestra responsabilidad, porque al final son nuestra frutas y verduras las que no llegan a su destino, por lo que nos haremos cargo de todos los costes añadidos en función de vuestra información, así como el descuento de los productos que no lleguen a su destino.

Os pedimos disculpas nuevamente y esperamos que esta incidencia solo sea una anécdota y no entorpezca nuestras futuras relaciones con La Garbancita Ecológica.

Saludos cordiales

Aigua Clara coop.”

 

Lo que podia haber sido una catástrofe frustrante, producto de la maquina despiadada del mercado, se ha convertido en una victoria de la solidaridad, el apoyo mutuo y la cooperación.

Agradecemos a Aigua Clara sus desvelos. La confianza y el esfuerzo compartido han fortalecido a Aigua Clara, a La Garbancita y a la relación entre agricultores y consumidores.