Cuarenta y tres años de política agraria común europea

  1. Destrucción de la soberanía alimentaria de los pueblos elevando barreras infranqueables para 2000 millones de personas que, privadas de sus medios de producción y con escasos recursos, tienen difícil acceso a alimentos sanos y suficientes.
  2. Industrialización de la producción y transformación de alimentos rebajando los costes por razones competitivas, arruinando a las pequeñas explotaciones y saturando el mercado de comida repleta de productos químicos causantes de múltiples enfermedades.
  3. Maltrato de los animales por parte de la industria como si fueran fábricas de carne, leche y huevos, en condiciones de hacinamiento, stress, enfermedades y medicalización responsables de los virus mutantes que amenazan la salud pública mundial.
  4. Mercantilización de los alimentos que, lejos de tratarse como la base de un derecho humano fundamental, se convierten en mercancías cuya única finalidad es producir beneficios.
  5. La globalización y distribución de mercancías alimentarias es la causa de la industrialización y los monocultivos para los mercados internacionales, desatendiendo las necesidades alimentarias del propio país.
  6. Especulación sobre las mercancías alimentarias en los grandes mercados internacionales provocando escasez y carestía de los alimentos que constituyen la dieta básica de millones de personas y produciendo hambre, desnutrición y muerte.
  7. Dedicación de inmensos territorios a la producción de agrocombustibles para la sostenibilidad de la industria automovilística mundial en manos de 20 multinacionales, con el cínico argumento de reducir las emisiones de CO2 y frenar el calentamiento atmosférico y el cambio climático.
  8. Desregulación progresiva del mercado alimentario internacional para favorecer a las multinacionales y perjudicar a los pueblos,  bajo los auspicios de la OMC y la UE.
  9. Cambios forzados en las pautas tradicionales alimentarias de los pueblos para inducir al consumo de los alimentos globalizados.
  10. Destrucción de empleo rural, urbanización patológica, contaminación de la tierra, el agua y el aire, pérdida de biodiversidad, migraciones masivas y exclusión social son el triste resultado de casi medio siglo de políticas agrarias y alimentarias de la Unión Europea.