Pesticidas: Química que envenena

Antes de pulsar el botón de un envase que contenga cualquier tipo de pesticida, piensa que ningún producto químico es inocuo. Por lo tanto, debemos evitar estos productos en nuestro ámbito cotidiano. Apliquemos el sentido común y no dejemos que las empresas del ramo se sigan enriqueciendo a costa de la salud medioambiental.

Se han terminado las alegrías al hablar de los beneficios de estos productos. No existen productos milagrosos, como se creía en los años 50. Tras aplicarse de forma negligente e indiscriminada, pronto se levantaron las primeras voces que alertaron de los efectos nocivos en el medio ambiente y, por tanto, en la salud humana. Tras los organoclorados, que quedaron prohibidos (todavía se fabrican y se venden), han aparecido otros productos igualmente “milagrosos” y nocivos: dioxinas, agente naranja, glifosatos, piretrinas (estos últimos se han vendido como “pesticidas ecológicos”) etc.

El DDT, “gran pesticida” que favorecía el crecimiento espectacular de las cosechas, resultó ser un auténtico asesino causante de la aparición de diversos tipos de cáncer, muerte de aves, peces y anfibios, contaminación de las aguas y de la tierra. Estas sustancias están diseñadas para matar toda forma de vida y no discriminan, afectando a la cadena alimentaria humana.

Cada vez que utilizamos un insecticida, un herbicida, un fungicida, un rodenticida (pesticida empleado contra los roedores), incluso medicamentos, cosméticos, té, café, tabaco… producimos impactos en el medio ambiente.  Aunque en un cultivo no se utilicen pesticidas no es seguro que sus productos estén libres de contaminantes químicos, pues la dispersión  de estas sustancias les alcanza.

Desgraciadamente, la falta de control de las instituciones y la alargada silueta de las multinacionales dentro de los propios gobiernos son la causa de nuestra indefensión. Todo depende de nosotr@s. Luego por favor: No aprietes el botón del insecticida. Evitaremos más acumulación de estos residuos y obtendremos vida.

Se puede hacer. Con los organoclorados lo conseguimos.

Continuará…