Los riesgos de los suplementos alimenticios asociados al deporte


Creatina y bebidas energéticas.

Productos como la creatina, las proteínas de rápida absorción (sueros), los compuestos multivitamínicos o las bebidas energéticas fueron creados y comercializados inicialmente para los deportistas de alto rendimiento, en especial aquellos centrados en los deportes con trabajos de fuerza intensos (atletismo, halterofilia…). Sin embargo, con el aumento de la popularidad del ejercicio físico y la creciente mercantilización de los servicios deportivos, cada vez son más personas, a menudo inexpertas y novatas en gimnasios y centros deportivos asociados, las que acuden a dichas sustancias, sin tener, en la mayoría de los casos, una clara noción de sus efectos.

Por centrarnos en uno, hablaremos de la creatina, que probablemente esté entre los  más populares. La creatina, derivado de los aminoácidos, es una sustancia natural de nuestro cuerpo que se sintetiza principalmente en hígado, páncreas y riñones. Es la fuente de energía principal de las células musculares y, por consiguiente, de los músculos (sobre todo los esqueléticos).

Estudios realizados en atletismo y otro tipo de deportes de naturaleza anaeróbica (esfuerzo máximo durante un corto periodo de tiempo) mostraron que dichos ejercicios agotaban a los 30 segundos (aprox.) las reservas de creatina y sus derivados. Estos resultados exponen que, a partir de ese momento, los deportistas experimentan periodos de fatiga muscular que limitan su potencial competitivo. Por este motivo, e impulsado por importantes intereses comerciales y por la búsqueda constante del récord, el consumo de creatina se convirtió en algo muy frecuente para evitar que las reservas de ésta y de fosfocreatina se agotasen tan rápidamente, y permitieran aumentar los periodos de entrenamiento anaeróbico, que derivasen en una mejora del rendimiento en deportistas.

El problema, en nuestra opinión, es que provoca también otro tipo de consecuencias. Un consumo excesivo de esta sustancia está asociado con la retención de líquidos, pues la sensación de aumento de masa muscular viene producida, en gran medida, por una retención de agua en determinados tejidos. Además, en ciertas personas, genera también problemas digestivos tales como náuseas, diarreas y dolores abdominales. Del mismo modo, actualmente se están estudiando posibles efectos más graves para la función del hígado.

Aunque decimos que la creatina es uno de los productos más consumidos dentro de los suplementos alimenticios asociados a la actividad física y el deporte, si hay alguno que le pueda igualar en popularidad, o incluso superarla, son las bebidas energéticas. Éstas también han aumentado su demanda en los últimos años, llegando a ser ingeridas regularmente por un 30% de los adultos, un 68% de los adolescentes y un 18% de los niños (http://elpais.com/elpais/2014/10/14/ciencia/1413308945_039014.html).

Las bebidas energéticas también comenzaron como un estimulante para deportistas, sin embargo, hoy en día su uso se ha generalizado para sobrellevar el cansancio diario y/o las largas noches de fiesta.

El verdadero riesgo para la salud de este tipo de bebidas no es tanto la cantidad de cafeína que contienen –parecida a la de un café- sino sus combinaciones con la taurina, el guaraná o, sobre todo, su mezcla con alcohol.  Al mezclar un estimulante del sistema nervioso (bebidas energéticas) con un depresor (bebidas etílicas), se crea una falsa sensación de resistencia al alcohol.

Como vemos, el consumo de este tipo de sustancias no se puede tomar a la ligera. Todas ellas poseen efectos que pueden ser negativos para nuestra salud. Nos generan la sensación de que nuestro organismo puede mantener unos niveles de activación y sobreesfuerzo ilimitados, lo cual además de ser falso, perjudica nuestro bienestar.

Rechazamos la ingesta de éste tipo de productos y abogamos por una alimentación equilibrada, saludable y ecológica, acompañada por una práctica de actividad física moderada de forma regular.

 

Alex Romero

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