Argumentos veganos

El veganismo es filosofía y práctica de la vida compasiva. El término “vegano” fue acuñado en 1945 en Gran Bretaña por la recién creada Vegan Society (Sociedad Vegana), para designar a aquellos que evitan utilizar productos de origen animal para alimentarse, para vestirse o para otros fines. Vegano es una abreviación de la palabra “vegetariano”. Ambas proceden de la misma raíz latina “vegetus”, que significa “completo, sano, fresco, lleno de vida”.

La Vegan Society nos da esta definición: “El veganismo es un estilo de vida que excluye toda forma de explotación y crueldad hacia el reino animal e incluye la reverencia por la vida. Consiste en vivir de los productos del reino vegetal excluyendo carne, pescado, aves, huevos, miel, leche animal y sus derivados y promueve el uso de alternativas para todos los artículos  cotidianos derivados en total o parcialmente de los animales”.

El veganismo es más que un simple asunto de dieta. Los veganos evitan matar, dañar y explotar a los animales y mantienen un buen nivel de salud y bienestar físico, emocional, mentaly espiritual. Es una alternativa ética y sana al consumo y dependencia de los productos de origen animal no adaptados a nuestras necesidades físicas y espirituales.

En contraposición con el veganismo, el vegetarianismo puede parecer una solución parcial e inconsistente. No obstante, hacerse (ovo-lacto-)vegetariano ya es dar un gran paso. El término genérico “vegetariano” engloba a todos los enfoques dentro de esta forma de ver las cosas. Cualquier paso hacia el veganismo, por pequeño que sea, es positivo para el propio bienestar y el de los animales. Las diferencias entre “vegano” y “vegetariano” expresan un grado de compromiso que evoluciona con el tiempo.

Los beneficios de una dieta vegetariana proceden exclusivamente de su componente vegana. El queso posee más grasa que la carne y procede del mismo lugar. Los huevos poseen más colesterol que el pollo y proceden del mismo lugar. Ninguno de ellos contiene fibra, carbohidratos o cualquier cosa que no se pueda encontrar en los alimentos vegetales de forma más saludable.

Cuando empiezas a cocinar al estilo vegano, te preparas un plato con un 50% de cereales integrales por los hidratos de carbono, la proteína y las vitaminas B; un 25% de hortalizas verdes por las vitaminas y la fibra; un 25% de verduras anaranjadas y amarillas por el beta-caroteno; y unas cuantas legumbres por la proteína, la fibra, el hierro y las vitaminas B. Una dieta vegana contiene todos los nutrientes incluyendo mucho calcio, pero sin el colesterol, la grasa saturada, los microbios, pesticidas, hormonas y antibióticos que contienen los productos animales, especialmente el queso y los huevos.

Una vaca produce leche sólo tras haber parido a un ternero. Cada año le forzamos un embarazo y matamos a su ternero para quedarnos con su leche. Tras cuatro terneros, cuando tiene unos siete años de edad, matamos y nos comemos a la vaca porque ya es menos productiva, aunque podría llegar a vivir unos veinte años. El 70% de la carne de vacuno procede de las vacas lecheras.
El vacuno, la leche y la ternera forman parte del mismo negocio sangriento y esclavizante de la ganadería industrial. Lo mismo sucede con los pollos y los huevos.

Alrededor del 50% de los varones que comen carne en América del Norte mueren de enfermedades cardiacas. Para los vegetarianos la cifra es del 25%. Para los veganos es tan sólo del 4%. La carne posee hasta el 40% de calorías en forma de grasa, y el queso hasta el 70%. Los huevos son la fuente más rica de colesterol. El queso y los huevos son igual de comida-basura que una hamburguesa. Los vegetales no contienen colesterol y, excepto los aguacates y el coco, pocas grasas saturadas.

Los veganos que comen correctamente ingieren menos del 10% de las calorías en forma de grasa, poseen una ingestión nula de colesterol con niveles en sangre por debajo de 150 y, prácticamente, no sufren enfermedades cardíacas. La historia respecto al cáncer es similar porque los radicales libres que lo causan proceden de los productos animales y de la   contaminación, encontrándose las vitaminas antioxidantes que los destruyen sólo en los vegetales. El 95% de las intoxicaciones alimentarias tienen su origen en productos animales. El resto se debe a la contaminación cruzada en la cocina. Mi cocina es  vegana y jamás tengo que esterilizar las superficies, los utensilios o el frigorífico, porque nada peligroso vive allí.

La lucha por los derechos de los animales es un paso más en la evolución humana. Sólo en tiempos relativamente recientes se empezó a luchar por la abolición de la esclavitud, los derechos humanos, el derecho al voto, la igualdad de las mujeres y la ecología. El siguiente paso será el respeto hacia los animales. Los animales del mundo no tienen voz propia. Si no hablamos por ellos, ¿quién lo hará?

El veganismo adopta una actitud de compromiso ante los  derechos humanos, los derechos animales, la ecología y el hambre en el mundo. A través de lo que consumimos somos responsables de la gestión de los recursos de la Tierra y de la coexistencia pacífica con otros seres en el planeta. La postura vegana crea las condiciones para una sociabilidad basada en la no violencia. Cada vez más gente reconoce estos planteamientos. En los Estados Unidos el número de vegetarianos supera los 12  millones, de ellos 500.000 son veganos. En el Reino Unido, hay ya más de 4 millones de vegetarianos, de ellos 170.000 veganos.

Hoy, la economía alimentaria gira en torno a la producción cárnica y nosotros la costeamos con nuestros impuestos. Hacerse vegano no es un mero gesto simbólico, ni un intento de mantenerse aislados de las crueles realidades del mundo. Es un paso práctico para poner fin a la muerte de los animales no  humanos y a todo aquello que les causa sufrimiento como las granjas industriales y demás prácticas crueles de la producción animal.

Ser vegano no es sinónimo de llevar una existencia miserable y llena de privaciones, masticando tristemente una zanahoria entre dos hojas de lechuga. El estilo de vida vegano es la puerta hacia un futuro mejor, más feliz y compasivo que nos haga sentir más satisfechos.

La dieta vegana suele conocerse como vegetariana estricta. Al oír hablar en estos términos, la gente tiende a preocuparse sobre las posibles carencias que pudiera acarrear. Esto se debe a una cultura sobre los productos de origen animal creada en torno a una serie de mitos. La investigación científica demuestra que el veganismo es el estilo de vida más sano, mientras que las enfermedades de las sociedades occidentales son enfermedades de exceso, y no de carencia. Los veganos somos la evidencia de que los productos de origen animal son opcionales, superfluos y perjudiciales.

Los productos de origen animal no son esenciales en nuestra dieta, a pesar de que la mayoría está convencida de que la carne, la leche y los huevos son sanos, naturales y necesarios para mantener la vida humana. Esta creencia en las propiedades de tales productos está profundamente arraigada en nuestra cultura por razones procedentes de los tiempos en que sólo los ricos podían permitirse el “lujo” de comer carne.

Sin embargo, son continuos los escándalos alimentarios relacionados con productos de origen animal, dada la forma antinatural en que estos animales son explotados. La preocupación sólo aflora cuando las maldades infligidas amenazan nuestra economía y nuestra salud.

Con las crisis sucesivas la gente empieza a preguntarse si es fiable consumir productos procedentes de la ganadería industrial. Muchos se consuelan pensando que, si estos productos están contaminados, los alimentos vegetales también se producen a base de productos químicos, con lo que todo está igual de mal. A menudo se escucha que “de algo hay que morir”, para consolarse ante tanta calamidad y evitar reflexionar.

Estas crisis desfiguran la idea fundamental que defendemos: los productos animales son indeseables por sí mismos, no por su mala o dudosa “calidad”. Hasta cuando proceden de buenos métodos de producción -incluso de origen ecológico o biológico-, los productos animales acarrean repercusiones negativas para la salud humana porque no están adaptados a nuestras características fisiológicas. Cada vez hay más evidencias de que los alimentos de origen vegetal son los más indicados para el ser humano. Eliminar los productos animales de la dieta es una decisión de sentido común y una opción dietética saludable-

“La dieta ética. Ética y dietética del veganismo”.David Román, Estrella Vilaplana. Jacaranda, 2002, 232 pág. 15€

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