El ágave, una alternativa saludable al azúcar

La obtención de endulzantes de origen vegetal (remolacha y caña de azúcar) pasan, en su gran mayoría, por procesos de elaboración en donde los nutrientes esenciales de estos vegetales se pierden, salvo en la fabricación artesanal y ecológica del azúcar panela. El resultado del azúcar refinada es que aportan a nuestro organismo calorías vacías, es decir, un alto aporte calórico y nulo aporte nutricional. Son productos químicos que no deben formar parte de nuestra dieta por las consecuencias enfermantes que acarrea para nuestro organismo.

La publicidad de comida basura sabe muy bien que las emociones (positivas y negativas) y los estados de ánimo influyen en la elección de qué alimentos comprar. Son lo que los especialistas en la materia llaman “alimentos indulgentes”, con un altísimo contenido en  azúcares, grasas o carbohidratos. Al tomarlos  producen una satisfacción inmediata porque facilita la producción de insulina y endorfinas, pero a largo plazo aparecen enfermedades como la diabetes, hipertensión, problemas lipídicos, enfermedades cardiovasculares, problemas de hígado. No caigas en la trampa.

¿Hay alternativas al azúcar? Nosotros pensamos que sí.


¿De dónde proviene y qué es el ágave?

El término “ágave” fue acuñado por Carlos Linneo, un sueco que no conoció México, para clasificar las plantas suculentas, aquellas que acumulan agua y otros nutrientes en sus hojas. De ahí que, en nuestras latitudes, el ágave sea sinónimo de otras plantas singulares como la pita, el maguey, la cabuya, el fique o el mezcal. La forma de sus hojas es muy similar a la del aloe vera.

Aquí nos centraremos en el ágave azul, que es de donde se extrae el sirope de ágave; un producto que, gracias a las recomendaciones de naturistas y homeópatas para su consumo por sus propiedades saludables, va introduciéndose en las despensas de grupos más amplios de consumidor@s.

Esta planta florece a los diez años de vida y, posteriormente, muere. Crece en terrenos arenosos bien drenados y faltos de agua. Es originaria de las zonas desérticas de América central, siendo Méjico el país donde mejor se dan los ágaves.

De la primera extracción de su sabia se fabrica el aguamiel, una bebida refrescante muy popular en el Méjico rural. Una vez prensadas las hojas del ágave, comienza un proceso enzimático que descompone los carbohidratos (fructanos) en azúcares simples. Este jugo se filtra y el resultado es el sirope de ágave, un líquido similar a la miel con un potente poder endulzante.

Por su alto contenido en azúcares, en América central viene desde lejos utilizándose para la fabricación de bebidas alcohólicas autóctonas como el pulque y el mezcal. Estas bebidas se obtienen cocinando los corazones de la planta y machacándolos para obtener un jugo que se pone a fermentar. Con la llegada de los castellanos, se introdujo la destilación de estos alcoholes con alambiques; de ahí viene el tequila. De sus fibras se fabrican infinidad de productos textiles. En Méjico, los derivados del ágave están indisolublemente unidos a todo tipo de ceremonias y ritos desde antes y después de la colonización europea; abarcan desde las fiestas relacionadas con los ciclos de la naturaleza hasta el culto a los difuntos.

 

Propiedades nutricionales del ágave

Antes de nada, aclarar que el sirope de ágave contiene un 70% de fructosa y un 25% de glucosa. Es un alimento muy calórico y potenciador del aroma y sabor cuando lo añadimos para endulzar.

La gran diferencia entre el azúcar común y el sirope de ágave es que este último posee un bajo índice glucémico. Aclaramos: no produce el aumento drástico de glucosa en sangre que sí provoca el consumo de azúcar. Esta propiedad es muy interesante porque el sirope de ágave provoca sentirnos satisfechos durante más tiempo, es decir, que no sintamos la sensación de hambre.

Los detractores del consumo de sirope de ágave arguyen que como para la fabricación industrial de este producto pasa por un proceso de refinamiento para su elaboración, este sirope acaba siendo 100% fructosa, perdiendo las propiedades nutricionales de los fructooligosacáridos, muy abundantes en esta planta con propiedades prebióticas. Esto no ocurre en la producción ecológica.

Este jarabe mexicano ofrece estos beneficios:

  1. Disminuye los niveles de colesterol y triglicéridos, mejorando la metabolización de toxinas en el cuerpo.
  2. Inhibe el crecimiento de bacterias patógenas (E. coli, Listeria, Shigella, Salmonella) porque contiene bifidobacterias.
  3. Contiene vitaminas (A, B, B2, C), hierro, fósforo, proteínas y niacina, que permite limpiar, drenar y desintoxicar las venas y arterias.
  4. Aumenta la absorción del calcio y del magnesio, siendo un auxiliar en la prevención de osteoporosis.
  5. Es tolerado por las personas con diabetes e ideal para los hipoglucémicos. Regula los niveles de insulina.
  6. Evita la formación de caries dental debido a que la oligofructuosa no es caldo de cultivo para bacterias.
  7. Estimula el crecimiento de la flora intestinal (probiótico). Ayuda a las personas que padezcan gastritis, estreñimiento y diarrea.
  8. Contiene fructoligosacáridos (fibra dietética soluble) que mejoran la capacidad de eliminación de grasas y toxinas, así como la prevención de enfermedades de colon.

El ágave en La Garbancita

Las mermeladas de l@s elaborador@s de El Valle de Taibilla usan sirope de ágave ecológico. También tenemos sirope de ágave azul, 100% de agricultura ecológica.