Adaptación al Cambio Climático con Sabiduría Campesina Agroecológica

Te ayudamos en tus buenos propósitos para 2024: Consumo Responsable para Desperdicio Alimentario Cero

El metabolismo del trabajo humano con la naturaleza exige adaptarse a ella para cuidarnos, cuidarla y optimizar los resultados.

En la agricultura ecológica es muy evidente. La intervención humana no puede sustituir los procesos químicos y biológicos naturales por la tecnología. La tecnología más útil es la que se adapta a la naturaleza.

El reto es observar cómo funciona la naturaleza, cómo se comporta ante las adversidades, cómo se recupera de los daños. 

Observar el equilibrio que los distintos actores van produciendo al compensarse entre sí, armonizando los procesos vivos. En definitiva, ver cómo se comporta y acompañarla. Desarrollar técnicas que contribuyan a volver al equilibrio en lugar de generar más desequilibrio.

Pero ese trabajo campesino tiene su metodología. Anotar el clima, su impacto positivo o negativo sobre los cultivos, la variabilidad de los insectos y cómo facilita o dificulta su desarrollo el cambio de clima, los que son beneficiosos, los que perjudican, los que controlan a los que perjudican.

Anotar la intervención humana que acompaña frenando los efectos negativos y potenciando los positivos o, al menos, intentarlo. Registrar también su resultado, anotando nuestros aciertos y nuestros errores. Y documentarlo en cada estación, cada año. Luego, tomar distancia, para aprender. Ver los progresos, las tendencias. E intentar acompañar mejor en el ciclo siguiente.

La herramienta esencial para este trabajo documental es un cuaderno de campo y llevarlo al día. Actualmente muy asistido por las fotos o videos que podemos hacer con el móvil.

Año tras año, los campesinos agroecológicos van construyendo su sabiduría campesina tras ensayo y error, aprendiendo de las prácticas de sus mayores, de sus vecin@s. Pero, cada vez más, corrigiendo por sí mismos, las prácticas, para adaptarse a lo que viene. Tienen mejor fortuna que quienes trabajan en contra de la naturaleza resistiéndose a sus equilibrios mediante agrotóxicos aunque, a corto plazo, pueda parecer lo contrario, porque nada es fácil en un entorno de cambio climático.

Miquel de Fruitalpuntbio esta semana nos ha abierto una ventana a su cuaderno de campo dedicada a la mosca de la fruta.

La mosca de la fruta es un insecto que pasa por 4 fases, huevo, larva, pupa y adulto y necesita a la fruta en todos sus estadios. La mosca pica en el melocotón, pone sus huevos, esos huevos se hacen larva y hacen que la fruta se estropee mientras se alimentan de ella para llegar a su fase adulta. Y vuelta a empezar.

También recibe el nombre de mosca del Mediterráneo. Originaria de África migra hacia el norte y el sur, siempre que sean zonas cálidas. Es por ello que su desarrollo es mayor con el cambio climático. Le van bien el calor y la humedad.

Para reducir los daños, cuando llega el calor los fruticultores del melocotón –la fruta que más sufre el ataque de la mosca-  envuelven en bolsas de papel, cada fruto inmaduro en el árbol, para evitar que pique la mosca.

El año pasado ha sido excepcional para la mosca. Miquel de Fruitalpuntbio  lo empezó a notar a principios de mayo y a finales del mes decidieron ampliar el embolsado a todas las variedades de melocotón que se cogen desde el 15 de agosto –casi 10 días antes de lo habitual-.

Otro recurso para minorar los daños es utilizar trampas que combinan feromonas y alimento para que las moscas se sientan atraídas, entren y no puedan escapar.

El peor año de mosca en décadas, dedicando 7 meses a vigilar y controlar la mosca debido al calor excesivo combinado con la humedad. A pesar de haber aumentado el número de trampas (100 por hectárea) las capturas por semana han sido de 160 insectos por mosquero. Y el tiempo de la mosca ha sido más largo, porque también se ha prolongado el calor, desde primeros de mayo hasta el 29 de noviembre.

Incluso ha sido también un mal año para la fruticultura convencional que usa insecticidas que matan a las moscas –aunque las hacen resistentes a los insecticidas- y éstos dejan residuos en la fruta que ingerimos.

Además del calor excesivo en verano, la falta de frío durante el invierno también favorece que comience antes su ciclo, se multipliquen más y prolonguen su temporada.

La reflexión final de Miquel es, “tendremos que embolsar más y poner más trampas para perfeccionar la captura masiva y así evitar que los melocotones vengan picados de mosca y llevar una buena fruta a la mesa”.

Este año las consumidoras también lo hemos detectado. Se han estropeado más frutos, a pesar de que hemos revisado cada día, saneando y manteniendo en frío. En la Garbancita Ecológica hemos trabajado los descuentos para evitar el desperdicio, pero también, para educar en la corresponsabilidad campo-ciudad. Porque habitualmente la fruta picada nos parece que es un problema de poco cuidado por parte del productor. Cuando ha sido todo lo contrario.

El cambio climático trae, más coste para los agricultores y, por tanto, requiere más comprensión por parte del consumo responsable ante precios algo más elevados de la fruta (por el sobrecoste en trampas, bolsas y trabajo). Aún así, el picado de la mosca se cuela en nuestras casas. Y requiere de nuestro propio trabajo: guardar en nevera, vigilar a diario, con el cuchillo quitar la zona afectada y volver a guardar en la nevera. Es menos trabajo que el de Fruitalpuntbio, adelantando el embolsado, poniendo más mosqueros y vaciando más frecuentemente. Y anotando para ajustar mejor al año siguiente cómo adaptarse al cambio climático.

Nuestro apoyo a la labor campesina se concreta hoy haciendo el video que puedes visionar a continuación (Video de FruitalPuntBio) para valorar este esfuerzo y ayudar a comunicarlo gráficamente. Así, el verano que viene, recordaremos los esfuerzos que conlleva llevarnos un melocotón ecológico sano a la boca. Y apreciaremos mejor a quién lo cuida y hace posible que llegue a nuestra mesa. Gracias!!

 

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