Resiliencia campesina y consumo responsable ante la pertinaz sequía

Fotos del campo y de la tienda que representan los agroecología y consumo responsable

«En abril aguas mil”, pero el cambio climático nos deja un abril seco, de nuevo.

Resiliencia campesina y consumo responsable ante la pertinaz sequía.

 
 

«En abril aguas mil”, dice la sabiduría campesina en forma de refrán.

Pero este año, como los anteriores, con el cambio climático parece que no podrá ser otra vez.

 
 
Sequía prolongada  

 

 

Esta semana profundizamos en cómo está siendo la primavera en Alfarrás, en la comarca del Segriá, Lleida y, concretamente en la finca de Fruitalpuntbio.

Miquel y Gemma nos explican en qué consiste la faena de los payeses en invierno y los comienzos de esta primavera.

 

La primavera es la estación que sucede al invierno.

Este invierno ha sido cálido, el quinto invierno más cálido del siglo XXI.

Además del calor, tampoco llovió mucho. Y febrero fue un mes muy seco.

 

En la ciudad no somos conscientes de cuánto condicionan la temperatura y las precipitaciones a la producción de alimentos frescos y suficientes para cada época del año.

No sólo no miramos al cielo a ver si llueve, sino que, cuando no llueve y sale el sol, nos parece buen tiempo solo porque así podemos disfrutar mejor de los festivos.

Ese vivir de espaldas al campo y a la naturaleza nos pasa factura.

El consumo responsable busca reconectar con esa naturaleza y la realidad campesina que nos alimenta, dando valor a la cultura alimentaria agroecológica que nos aportan.

 
 
Resiliencia campesina en las huertas agroecológicas 

 

 

Las últimas primaveras, al igual que el resto de meses del año, bajo los efectos de los bruscos cambios que provoca el cambio climático, han obligado a un mayor esfuerzo e ingenio por parte de los agricultores para responder a las urgencias.

Esta actitud recibe el nombre de resiliencia, una combinación de resistencia, fortaleza, solidez, con capacidad de adaptación, flexibilidad y elasticidad cuando vienen circunstancias adversas, para superarlas.

Cuando el ciclo del agua se interrumpe por la sequía, se ven afectadas los suelos, la vegetación espontánea, pero también las cosechas de las siguientes estaciones.

Y la sabiduría campesina busca la forma de seguir sacando productos de la tierra.

 

El pasado verano fue muy difícil en algunas zonas, amenazando cultivos y vaciando fuentes naturales de agua.

Y, aunque las lluvias de principios de otoño fueron bienvenidas, no rellenaron los acuíferos lo suficiente.

 

Arrastramos una sequía prolongada.

No solo en la península, también en las islas y en muchas zonas del sur de Europa.

La situación parece más dramática en Cataluña, en la que alcanzan tres años de sequía provocada por las altas temperaturas y las escasas precipitaciones.

 
 
La primavera en la huerta de Miquel y Gemma, de FruitalPuntBio, en Lleida

 

 

Las palabras de Miquel nos trasladan esa agonía que se siente en el campo:

«Este año las tierras del Valle del Ebro, y de toda la península, están siendo azotadas por una sequía extrema.

El Pirineo, sin nieve y los pantanos, bajo mínimos.

Las negras nubes solo están en la cabeza de los campesinos.

En los  campos de manzanos de Gemma o en los melocotoneros de Pau, vestidos de flores, la amenaza de la sequía se vive con angustia.

 

Si no son las heladas, son las lluvias torrenciales o el pedrisco. A perro flaco, todo son pulgas.

La labor de  invierno más importante en los frutales es la poda. Los árboles generan mucha madera durante el verano y la madera es el enemigo más elemental de la fruta.

Para obtener fruta de la máxima calidad es imprescindible una buena iluminación y ventilación, es decir retirar todas las ramas que enturbian esa armonía.

 

Todo este material vegetal «sobrante» se  tritura «in situ» y así se incorpora al suelo.

Tras estos tratamientos de estilismo, los frutales están preparados para la floración y la vegetación posterior.

Es aquí donde andamos ahora, esperando las primeras cerezas».

 

Dos imágenes impresionantes que explican la sequía

Ilustramos las palabras de Miquel, con dos impresionantes imágenes.

En la frontera entre Huesca y Lleida, el Embalse de Canelles era un terreno fértil en junio de 2021, pero la falta de agua por dos años consecutivos hace que, en abril de 2023, se parece más a una cuenca desértica.

Esperemos que llueva, pero sin torrencialidad, para que no se lleve toda la flor por delante o el fruto incipiente y, con ellos, los esfuerzos campesinos para una buena cosecha.

 
 
 

El cambio climático no es el único factor origen de la escasez en este recurso básico, sino también el consumo irracional, o en palabras de las Naciones Unidas, su «vampírico y excesivo consumo».

 
 
¿Por qué es importante el consumo responsable?

 

 

En nuestras acciones cotidianas, en lo que hacemos y comemos podemos agudizar o minimizar los efectos del cambio climático.

¡Cuán importante es el consumo responsable!

La compra de alimentos agroecológicos, de temporada y biorregión, ayuda no solo a las familias campesinas que cultivan los alimentos y la tierra, también a los proyectos y cooperativas que organizamos la relación directa con los productores, el consumo y el transporte, desde la cercanía y con residuos cero, enseñando a comer mejor y diferenciar la producción sostenible de la que no lo es.

 

Al igual que la agricultura industrializada contamina los acuíferos y agota la tierra, la distribución y venta globalizada de alimentos que llevan la etiqueta «eco» esconde un modelo de consumo irresponsable.

Este modelo de consumo irresponsable obvia la huella de carbono y acostumbra a «alimentos lejanos y de fuera de temporada si pagamos su precio de mercado».

Las externalidades no se incluyen el precio y las pagan la naturaleza y las personas que producen estos alimentos a miles de kilómetros, con condiciones de trabajo (y de vida) indignas.

 

Para construir esta alternativa de consumo es imprescindible:

  • Educar en un cambio de hábitos y de consumo;
  • Tejer redes de responsabilidad compartida campo-ciudad para desarrollar los necesarios mercados ecológicos de cercanía que sostengan Sistemas Alimentarios Agroecológicos territorializados;
  • Dejar de explotar tierras, aguas y a campesinos de otros territorios para que ellos y los consumidores responsables de dichos territorios puedan construir sus propios Sistemas Alimentarios con Soberanía Alimentaria.
 

Esta relocalización de la producción sí puede frenar los efectos del cambio climático sobre la tierra y las personas, pero requiere de nuestro compromiso y colaboración en estas acciones cotidianas.

 

Mientras practicamos el Consumo Responsable, la parte que nos toca, seguimos aguardando a las lluvias para que rieguen bien los campos y rellenen las fuentes de agua.

 
 

 

Puedes conocer más sobre FruitalPuntBio en su perfil de las redes sociales.

Compra en La Garbancita Ecológica. Esta es la web de la tienda.

 

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