Alimentos ecológicos sí, la salud está en juego

Es imposible esconder la cabeza debajo de la tierra, como el avestruz. Las evidencias sobre las repercusiones negativas para la salud humana y la naturaleza de la producción y uso de sustancias fitosanitarias es un hecho.

Las consecuencias de la exposición e ingesta de los químicos usados en la producción convencional de los vegetales sabemos produce intoxicaciones que afectan al desarrollo y función de nuestros órganos vitales. Hablamos de serias alteraciones en nuestro sistema neurológico, reproductivo, endocrino o inmunológico, bastante relacionadas con la aparición del cáncer.

Una evidencia clamorosa de esta intoxicación la viven diariamente las personas afectadas, mayoritariamente mujeres, por el Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple (SQM) o el de Fatiga Crónica (SFC). Cualquier ingesta o exposición a tóxicos, por muy pequeña que sea, les produce graves problemas de salud. Para ellas la alimentación ecológica es la única manera de poder nutrirse, así como vivir en ambientes totalmente libres de tóxicos.

Podemos seguir creyendo en las hadas buenas para que protejan los alimentos que comemos, o considerar que las diferencias entre los productos de la agricultura convencional/industrial y la ecológica son pequeñas, e incluso habernos tragado el anzuelo de que el uso de fertilizantes químicos, plaguicidas o aditivos alimentarios hacen a estos productos más seguros y duraderos. Lo desmentimos.

En cuanto a los fertilizantes químicos nitrogenados, potásicos y fosfatados usados en la agricultura convencional, decir que disminuyen notablemente los aportes nutricionales aumentando el contenido en agua en detrimento de la materia seca que debe tener, por ejemplo, una acelga, la patata o un tomate criado de forma ecológica.

Pero lo más importante es que deja residuos de la química de síntesis (nitratos y nitritos) en los vegetales que, además de modificar la bioquímica de la planta deteriorando sus propiedades nutricionales, produce efectos enfermantes en nuestro organismo, preparado para asimilar nutrientes, pero también para defenderse de aquellas sustancias que no reconoce como tales. Si no puede expulsarlas, reacciona de formas diversas: piedras en la vesícula biliar o los riñones, alteración de los jugos gástricos o cáncer.

Poco a poco la investigación científica va aclarando el panorama del desorden alimentario y la salud alimentaria. El artículo LA CALIDAD DE LOS ALIMENTOS ECOLÓGICOS: LAS EVIDENCIAS, de Mª Dolores Raigón Jiménez, Ingeniera Agrónoma por la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), Catedrática de Escuela Universitaria del área de Edafología y Química Agrícola. Adscrita al Departamento de Química de la Universidad Politécnica de Valencia y profesora en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural, nos lo explica.

 

Enlaces al artículo completo:

La calidad de los alimentos ecológicos: las evidencias (I)

La calidad de los alimentos ecológicos: las evidencias (y II)

 

Publicado en la Revista Tachai de La Garbancita eecológica y los GAKs nº 41, noviembre 2013.

 

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