Siete razones para ser vegano

La base del veganismo es la ética del trato hacia los animales. La idea vegana rechaza aquellos alimentos o artículos de consumo obtenidos de la explotación cruel e innecesaria de los animales.
La dieta basada en proteínas de origen animal, es el origen de muchos de los problemas aparentemente irresolubles del planeta: océanos moribundos, deforestación, pérdida de suelo fértil, disminución de los recursos acuíferos y pérdida de hábitats. La dieta es básica en la curación y prevención de enfermedades, pero también en el abuso animal y la extinción de especies. El veganismo es un estilo de vida esencial para la supervivencia del planeta.
1. Salud
Un 80 % ó 90% de todos los tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades degenerativas, pueden ser prevenidas adoptando una dieta vegetariana. Estudio tras estudio, se ha demostrado que el consumo de productos animales está ligado a enfermedades del corazón, cáncer, diabetes, artritis y otras dolencias. Los animales reciben una cantidad de alimentos artificiales, productos químicos, hormonas y antibióticos cuyos efectos sobre los consumidores son todavía desconocidos.
Las enfermedades cardíacas están asociadas al exceso de grasas. Las diabetes y las caries al exceso de azúcares. La hipertensión y los infartos al exceso de sal. El estreñimiento, la diverticulosis y el cáncer de colon a la escasez de fibra y la obesidad al exceso de grasas y azúcares y la escasez de fibra.
Las grasas saturadas se encuentran, principalmente, en los alimentos de origen animal. Más de la mitad de las grasas ingeridas en una dieta convencional proceden de la carne. La mantequilla y la margarina aportan otra cuarta parte. La leche y los aceites para cocción otra y la cuarta parte restante la componen los quesos y las grasas ‘camufladas’ en la bollería, dulces, helados y otros alimentos elaborados.
Una dieta vegana elimina todo el colesterol y casi todas las grasas saturadas y reduce la cantidad total de grasas poliinsaturadas al 30-35% de la ingesta total de calorías, cantidad recomendada para mantener una salud óptima y evitar las enfermedades cardiovasculares. Los alimentos veganos no son un buen caldo de cultivo para las bacterias nocivas responsables de las intoxicaciones alimentarias (salmonella et.).
La dieta típica occidental aporta unos 12 gramos diarios de sal (la mayor parte procedente de los productos cárnicos) con sus efectos sobre la presión sanguínea y sus riesgos asociados. La dieta vegana es relativamente pobre en sal.
2. Economía
Al consumir alimentos veganos se gasta menos dinero, pues los alimentos más caros son de origen animal: mariscos, pescados, carnes, quesos, etc… El ahorro conseguido al prescindir de estos artículos puede destinarse a adquirir algunos productos especiales (derivados de soja, etc). Pero sobre todo recomendamos adquirir productos de calidad procedentes de agricultura ecológica o biológica que, aunque en algunos casos puedan resultar algo más caros, presentan muchas ventajas para el medio ambiente y para nuestra propia salud, porque están libres de contaminantes y son más ricos en sabores, nutrientes, vitaminas y minerales.
Los animales criados para carne consumen hasta el 90% de los nutrientes vegetales para sus procesos vitales y finalmente sólo el 10% llega a los platos de los omnívoros. Es difícil imaginar una forma menos eficiente y antieconómica de emplear los preciados recursos del planeta.
Engordar animales para comida es mucho menos eficiente que sembrar verduras o cereales. Una vaca engordada con el grano sembrado en un acre de tierra, produce suficiente comida para mantener a una persona durante dos meses y medio. En cambio, la misma cantidad de tierra, sembrada con garbanzo, daría suficiente alimento para mantener a una persona durante más de 7 años. El pequeño trozo de carne de un “Big Mac” (Punta de lanza de la cadena de restaurantes McDonald´s) representa suficiente trigo para elaborar más de 5 kilogramos de pan.
3. Ecología
Las granjas de los Estados Unidos producen 1.400 millones de toneladas de desechos animales, 130 veces más que los desechos humanos.
Mucha de esa basura termina en nuestros ríos y mares. Estudios de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos, informan que las granjas producen más polución que todas las demás industrias juntas.
Criar animales para comida destruye los bosques del mundo. Más del 40% de las selvas tropicales han sido destruidas este siglo porque muchas de las extensiones roturadas se dedican a pastos para criar ganado, que irá destinado al mercado de los países ricos. La pesca intensiva ha destruido los grandes bancos pesqueros y ha llevado al borde de la extinción a muchas especies, incluidas las ballenas.
Cada persona vegana deja de contribuir a la inexorable demanda de productos procedentes de la ganadería intensiva.
4. Altruismo
Si los americanos redujeran su consumo de carne en tan sólo un 10% durante un año, liberarían al menos 12 millones de toneladas de cereales para consumo humano –suficiente para alimentar a 60 millones de personas-. En realidad, si los americanos dejaran por completo de comer ganado alimentado con cereales, el cereal liberado bastaría para alimentar a los 600 millones de personas de la India.
Muchos investigadores creen que el vegetarianismo es la única forma de alimentar a una población creciente. Un informe de la Oficina de Referencia de Población de los EEUU dice: “si todas las personas adoptasen una dieta vegetariana y la comida no fuera desperdiciada, la actual producción de comida bastaría para alimentar a 10.000 millones de personas, más de la población proyectada para el año 2050”.
5. Compasión
“Un ser humano es una parte de un todo, llamado por nosotros “Universo”, una parte limitada en el tiempo y en el espacio. Él se experimenta a sí mismo, a sus pensamientos y a sus sentimientos como algo separado del resto –como una ilusión óptica de su conciencia-. Esta ilusión es como una cárcel para nosotros, restringiéndonos a nuestros deseos personales y al afecto hacia unas pocas personas cercanas a nosotros. Nuestra tarea debe ser liberarnos de esta cárcel ampliando nuestro círculo de compasión para abarcar a todas las criaturas vivientes y la totalidad de la naturaleza en su belleza.” (Albert Einstein).
Un vegetariano salva la vida de 760 pollos, 5 vacas, 20 cerdos, 29 corderos, 46 pavos, 15 patos, 7 conejos y más de media docena de peces, según cita The Vegetarian.
La mayoría de los omnívoros, si fuesen obligados a pasar un solo día bajo las condiciones que reinan en las granjas industriales, renunciarían a comer carne para el resto de sus vidas. No es la falta de imaginación lo que les impide descubrir esto, sino una decisión deliberada y consciente de permanecer ignorantes por miedo a que conocer las consecuencias de su demanda de carne barata sería demasiado doloroso para soportarlo. Pero si lo que sucede en las granjas industriales es terrible, se vuelve insignificante al compararlo con los horrores infligidos en los laboratorios en nombre de la ciencia.
6. Ética
¿Es la ganadería industrial una forma responsable de comportarse? Incluso el más recalcitrante carnívoro podría difícilmente negar que la crueldad y el sufrimiento son características inherentes a ella. Es un intento por desviar la atención de sus propias dudas, que a menudo procede del miedo a tener que cambiar. Tales personas se embarcan en debates sobre cuánto dolor pueden sufrir los animales en comparación con los humanos. Pero esto es irrelevante. Si estamos de acuerdo en que el sufrimiento es malo, y que los animales sufren como consecuencia de nuestras acciones, entonces no importa cuánto sufren sino sencillamente que sufren. De modo que debemos cambiar nuestras acciones o quedar condenados por insensibilidad.
7. Espiritualidad
Los hindúes y budistas ortodoxos han sido vegetarianos desde siempre y a menudo veganos, pues sus religiones están basadas en la creencia de que la vida es sagrada –no sólo la vida humana, como en el Cristianismo, sino toda la vida.
Si examinamos las culturas occidentales, encontramos que la ética de la no violencia ha quedado restringida a áreas de desobediencia cívica, propaganda antibélica y pacifismo. Sus principios son resultado de los preceptos bíblicos como “Ama a tu prójimo como a ti mismo” y “Pon la otra mejilla”, con lo cual se enfatiza la no violencia hacia el ser humano en particular. El concepto de no causar daño a la madre tierra y al reino animal no estaba concebido en su filosofía.
M.M.
De La dieta ética. David Román y Estrella Villaplana. Editorial Jacarandá. 2002
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