Si las coles hablaran, dirían ¡Cómeme por amor a tu salud!

Variedades de coles: repollo, brócoli, coles de bruselas.

Si la naturaleza le hubiera dado a las coles la propiedad de hablar, la especie que sí tiene la capacidad inteligente del habla y la escucha se quedaría boquiabierta de todo cuanto para tu salud tiene que decirte esta humilde hortaliza.

Imaginemos que las coles hablaran. Seguramente, lo primero que nos dirían es por qué perversa razón las hemos considerado un alimento pobre por ser comida “para lxs pobres”, cuando su razón de ser es precisamente librar a la especie humana de muchas de las enfermedades que pudieran hacer peligrar su existencia. Por ejemplo, el cáncer de colon, la diabetes o el escorbuto.

Si las coles hablaran nos dirían…

Entérate bien de quiénes somos

Poniéndonos en el lugar que ocupáis en este Planeta, al que nosotras también pertenecemos, comprendemos bien vuestras necesidades de orden clasificatorio de lo que tiene vida. ¿De qué otra manera podéis justificar vuestra existencia?

Según lxs europexs, somos coles occidentales las rizadas, coliflores, repollos, las coles de Bruselas, los brécoles, el brócoli, la col romanescu y los extremos de todo tipo de nabos. Nosotras y los nabos somos parientes cercanos. Desde vuestro oriente, estamos las mostazas orientales, el brécol chino, el pak choi, los repollos chinos y la Komatsuna mizuna, conocida en occidente por mostaza espinaca.

Decís que existimos bajo dos tipos de variedades: las tempranas y las tardías. Cuando nos cultivais, producimos cogollos pequeños cuyo destino es el del consumo inmediato, no resistimos vivas mucho tiempo. Sin embargo, tenemos la capacidad de ir madurando durante 80 días, más o menos, produciendo cogollos bien grandes que resisten vivos durante bastante más tiempo, los cuales destináis al almacenamiento y provisión de verdura fresca durante el invierno.

Sabemos que vosotrxs, lxs europexs, os seguís considerando el ombligo del mundo. A pesar de ello, tenemos que reconocer que los griegos y romanos descubrieron por ensayo y error nuestras propiedades nutricionales y fuimos utilizadas para curar varias enfermedades, que vuestra ciencia moderna de hoy corrobora como cierto.

Como hemos dado muchas vueltas al mundo, deciros que cuando los europeos colonizaron el continente americano, hubo un pueblo, el azteca, que descubrió la ventaja nutricional de las especies traídas por los colonizadores frente a nuestras parientes americanas, nos cultivaron con primor y extendieron su consumo entre toda la población autóctona. ¡Qué pena tenemos de que el pueblo mexicano sea el mayor afectado en estos momentos por la obesidad y haya olvidado comernos más a menudo!

También recordamos con agrado al navegante, explorador y cartógrafo británico James Cook porque nos cargaba de en las bodegas de sus barcos para que los tripulantes comieran obligatoriamente coles tardías crudas y cocidas para que no enfermaran de escorbuto. Respecto a los fines colonialistas de su empresa, vosotros diréis. Nosotras contribuimos a salvar de la muerte a muchísimos marineros.

En tiempos de posmodernidad se ha puesto de moda la col kale, una variedad de col rizada que, por cierto, es de consumo tradicional en Europa central.

Propiedades de las coles

Somos una hortaliza muy poderosa. No es nuestra intención aquí competir con el resto de beneficios que tienen el resto de verduras y hortalizas cultivadas. Os informamos de cuáles son nuestras propiedades medicinales y vosotrxs mismxs, con conocimiento de causa, decidís si somos dignas de pertenecer a vuestra dieta.

Somos diuréticas, ayudamos a eliminar líquidos, y eficaces para el tratamiento de la diabetes, la obesidad, la eliminación del ácido úrico y para enfermedades relacionadas con vuestro sistema circulatorio, así como para tratar y prevenir la artritis y el reúma.

Si nos tomas en una cocción de 30 minutos acompañada de cebolla, apio y limón, además de sanar problemas articulatorios, es un excelente anti diarreico.

Reparamos tejidos y músculos blandos. Servimos para curar la úlcera de estómago y la diverticulosis por nuestras propiedades anti inflamatorias y anti ácidas y tenemos un elevado contenido en vitamina C.

Poseemos ácido caféico y clorogénico que ayudan a reducir la producción de hormonas del tiroides si padecéis de hipertiroidismo.

Servimos para aliviar las afecciones bronquiales y la voz ronca, junto a la cebolla.

Te damos compuestos azufrados (grucosinolatos) que son los responsables de nuestro característico olor y picante sabor que sirven para prevenir el cáncer de colon, pulmón y estómago.

En el caso de la col kale, destacamos por nuestro alto contenido en hierro, calcio, vitamina C, A y K

Cómo comernos

Crudas en ensalada acompañadas de otros vegetales. Sustituimos perfectamente a las lechugas cuando ha pasado su temporada.

Cocidas con zanahorias y/o patatas, rehogadas con un buen refrito de cebollas, ajos y pimentón estamos deliciosas. Hay quien añade un chorrito de vinagre para atenuar nuestro sabor característico, y quien añade comino para reducir la flatulencia.

La cocción desactiva una parte de moléculas beneficiosas para ti. Tras cinco minutos de ebullición perdemos un 20% de ellas. A los 10 minutos, un 40% y a la media hora, un 75%. Puedes evitarlo con el salteado y, sobre todo, cociéndonos al vapor. Una preparación ideal sería cortarnos en láminas finas y ponernos al vapor de 3 a 7 minutos.

Otra forma de comernos es fermentando nuestra carne.

De producción ecológica, estamos a tu disposición en La Garbancita

En invierno estamos listas para que comas el brócoli, coles de Bruselas, coliflores, col lisa y rizada y otras muchas variedades, dependiendo de la biorregión donde nos cultiven. Cuando llegue la primavera podrás disfrutar de las variedades de kale, aunque, si el tiempo es propicio, puede haberlas en otoño e invierno.

Las coles, mejor ecológicas

Los valores nutricionales de las hojas de las coles ecológicas son mayores que en las convencionales. Por ejemplo, las ecológicas aportan un 26,3% más hierro, así como en proteína vegetal y fibra.

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