Plantas silvestres comestibles en Madrid-Primavera (y III)

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Malva

En nuestros paseos por el campo podemos recoger y consumir in situ algunos bocados que nos ofrece la naturaleza. Tal es el caso de los frutos inmaduros de la malva (Malva sylvestris), fácilmente reconocible por su vistosa flor morada. De la zarzamora (Rubus ulmifolius) no sólo podemos disfrutar de sus conocidos y deliciosos frutos, sino también de los tallos tiernos: se cortan a unos 15-20 cm del extremo, desde donde están tiernos y se parten bien, se pelan y se comen en crudo; tienen un sabor un poco ácido.

Otra posibilidad son las semillas verdes de dos leguminosas: la almorta silvestre (Lathyrus cicera) y la alverja (Vicia lutea); recordamos que el nombre de esta familia vegetal procede de su fruto, la legumbre, una vaina en cuyo interior se alinean las semillas.  Una planta que goza de gran fama por todo el este y sur de la Comunidad por su sabor a anís son los quijones (Scandix australis), de los cuales se aprovecha casi toda la planta, excepto las raíces. Y si cuando aprieta la sed encontramos una planta de junco (Scirpus holoschoenus), podemos arrancar con cuidado uno de sus tallos y chupar la parte baja, que por ser subterránea tiene un color blanquecino; nos refrescará y calmará la sed.

Pan y quesillo

Otra posibilidad menos conocida de disfrutar de los sabores campestres consiste ¡en chupar las flores! El sabor dulce del néctar nos encantará. Para ello buscaremos tres plantas herbáceas de la familia de las crucíferas (flores con pétalos que forman una cruz): el pan y quesito blanco (Capsella bursa-pastoris; con pequeñas flores blancas, su fruto triangular es inconfundible), el pan y quesito amarillo (Diplotaxis catholica; flor amarilla), y el rábano (Raphanus raphanistrum; flores blancas pero mucho mayores que Capsella, con nerviación violeta en los pétalos). También nos ofrece sus dulces flores otra leguminosa, el trébol (Trifolium pratense).

No podemos olvidarnos de un uso muy apreciado de las plantas: como condimento. En nuestra Comunidad podemos recoger romero (Rosmarinus officinalis; muy rico en guisos), salvia (Salvia lavandulifolia; se recogen las hojas, se desecan a la sombra y se guardan en tarros bien limpios y secos), y distintas especies de tomillo:Thymus vulgaris, el más común; la mejorana (Thymus mastichina) [ambos se secan a la sombra y se guardan en tarros, desmenuzando o no las hojas]; y el tomillo salsero (Thymus zygis), que se deja secar en manojos. Un uso muy extendido del tomillo es para el aliño de las aceitunas.

Terminamos con una mención a la manzanilla (Matricaria chamomilla), presente en el sur de la Comunidad; cortaremos las cabezuelas o flores y las dejaremos secar extendidas a la sombra o en un lugar seco.

Ya podemos pasear por el campo con una nueva mirada, recordando siempre que todo lo que comemos procede, en último término, de la generosidad de la naturaleza. ¡Qué aproveche!

Fuente: Javier Tardío, Higinio  Pascual y Ramón Morales, “Alimentos silvestres de Madrid”, Ediciones La Librería, 2002.

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